BOHEMIAN RHAPSODY
Soy un monstruo.
Con cada golpe, caía en la realidad de lo que era: un monstruo. El cuerpo de un hombre, ahora sin pulso, era la evidencia. Hombre que llegó a crecer, a tener un trabajo, y una familia.
La vida llega a ser hermosa, en un punto donde consigues esa luz de la que todos hablan, la cual te salvará de la oscuridad que llevas dentro. Sin embargo, esa luminosidad volvió a apagarse en mí, luego de alcanzarla.
¿Lo peor? Que fue por algo tan inocente como lo es el amor. Y no era algo fácil de hacer, aunque al principio me sentía poderoso y apreciaba una adrenalina que recorría todo mi cuerpo, sintiendo placer con cada gota de sangre que brotaba. Luego que todo terminaba, mi ser pedía clemencia al oír pequeñas voces que me decían que estaba mal, que era un monstruo.
Entonces ahí, deseaba no haberlo hecho. Y era demasiado tarde, porque se había vuelto una obsesión, un vicio muy doloroso y placentero para mí. Necesitaba parar e inconvenientemente ya no existía una salida.
Las sirenas y las luces policiales me avisaban a lo lejos que debía huir, sólo que ya no tenía fuerza de voluntad para hacerlo esta vez. Hoy no.
Mi cuerpo solo quedó inmovilizado viendo como cautelosamente, los oficiales se acercaban con sus armas y linternas apuntando hacia mí, mientras colocaba mis manos en el aire. Miraron el cuerpo a mi lado, y luego a mí, como para confirmar que fui yo el culpable.
Entonces, sonreí con una actitud que a ellos les pareció demencial, pero la realidad era que se trataba de una simple mueca triste, porque la gente olvida que incluso los monstruos, en algún momento de su vida, fueron humanos.
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Era solo una mueca triste de aquel monstruo.
Excelente relato.
Saludos
¡Muchas gracias!
Saludos también.