Durante los últimos meses de mi último año del bachillerato - en otros países conocido como preparatoria o el equivalente a High School- cerca de la escuela comenzaron a construir una plaza. Aunque fue algo más bien rápido, no fue lo suficiente como para verla terminada. Todos los días tanto de ida como vuelta, ahí estaba la plaza un poco más avanzada.
La construcción de la plaza no finalizó para las fechas de mi graduación, si no más adelante. A pesar de que me gusta mucho conocer lugares nuevos y queda cerca de mi casa, fui bastante indiferente con ese nuevo lugar en el cual se podría pasar un rato agradable por:
A. La falta de una persona que me acompañara y
B. El hecho de haber visto un vídeo donde había tantas personas que parecían hormigas -no me gustan los lugares donde hayan demasiadas personas-.
Así que algunos meses después, mi mejor amiga apareció en mi casa y me dijo "vayamos a conocer la famosa plaza". Cogí fuerza de voluntad y la acompañé. Fue un paseo agradable, el lugar es lindo y relativamente seguro; nos tomamos muchas fotografías ese día.
Pero también hablamos, hablamos un montón. Hablamos sobre nuestras vidas, donde queríamos estar dentro de 10 años, rememoramos cosas como la graciosa forma en la que nos conocimos en la primaria y el cómo realmente quisiéramos lo mejor la una para la otra. Pero hubo una cosa en específico que dijo, y que realmente me hizo pensar mucho ese día antes de ir a dormir.
—No es el lugar, son las pequeñas cosas que vivimos allí y que nos marcan como personas, nos hacen crecer o simplemente nos recuerdan tiempos mejores — dijo ella.
—Suena lógico, podrías pasar 9 años de tu vida en el mismo lugar pero si no ocurre nada especial allí, si no ríes o lloras, si no te sientes profundamente decepcionado o lleno de alegría, volverás y será algo totalmente ajeno a ti. —respondí
En un segundo visualice todo lo que podría significar ese lugar para distintas personas. Así que para mí, la plaza se convirtió en un lugar por donde posiblemente pase y sonría. Podría ser dulce para un niño ya que recordaría el día que comió algodón de azúcar mientras estaba de visita con sus padres, la mejor noche para un grupo de amigos que vayan a ver un concierto o un trago amargo para la chica que descubrió que la engañaban allí.
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