Amo el rock y siendo de un país cuya cultura es latina y llevan “el sabor” en la sangre, he sentido la crítica y la estigmatización de aquellos que nos ven como raros, locos o, en el peor de los casos, “drogos o come gatos”, por gustarnos este género, que es hermoso y siempre pensaré que es el mejor, pero eso no evita que vaya un poco más allá de la barrera que se ha impuesto entre géneros musicales. Me parece que la música es un todo, y que si bien me gusta el rock, puedo poner a sonar cualquiera de mis dispositivos donde encontrarán por ejemplo el disco 1000 vivos de Pericos, desde el primer grito hasta el último aplauso y me encanta, o las versiones Bossa ‘n Roll de Rita Lee, relajantes y maravillosas. Esto es lo que pudiera ser considerado por un metalero extremista como placer culposo, pero la culpa será suya, porque mía no es.
Solía creer que las músicas que escuchaba mi madre de los 60’s y 70’s eran un poco raras, pero ahora tengo la banda sonora de Guardianes de la Galaxia I y II en mi celular y la escucho a cada rato. (pueden disfrutarla aquí). También está la música que “mueve el esqueleto”, ¿quién no ha salido a la pista al son de “en los años 1600 pam, pam, pam…” o de “llorarás y llorarás sin nadie que te consuele…”, sea baladista, vallenatero, o rockero de corazón? O más cerca, sin salir de las fronteras venezolanas, ¿quién no ha quedado afónico cantando todos los diciembres “sin rencor ahora te digo que lo nuestro ha terminado…”? Las he bailado, las he gozado y están allí, aunque en mis momentos de concentración y privacidad, nada cambia un buen rock de preferencia en inglés, aunque en español tengo un buen repertorio.
Hablo de piezas como Aserejé, Wannabe, Livin La Vida Loca, Macarena, Mesa que más aplauda, Gangnam Style, Dragostea Din Tei (no entendí nada pero como la vacilé), Simarik de Tarkan (tampoco entendí pero repartí muchos besos al aire), El taxi (oh, por Dios!), ah y como olvidar “Lulú tírate un paso” jajajaja y más recientemente, Scooby Doo Papa…. Por favor mátenmeeee!!! Pero lo cierto es que junto a éstas, existen cualquier cantidad de canciones, si pueden llamarse así, que por lo menos me hicieron reír con su alocada y estúpida letra.
Creo que puedo asegurar que todas ellas me hicieron entrar en trance, casi al punto de convencerme que carecía completamente de cerebro y me había vuelto una zombie, o que al mejor estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, revelaban mi alter ego niche, vulgar y ordinario y que las gozaba en total privacidad o con un estrecho círculo de amistades, a puerta cerrada y sin el riesgo de que alguien escuchara, pero que ahora que lo pienso bien, me dieron momentos invaluables de placer y que no debí sentir vergüenza por ello.
En resumen, lo que quiero decir es que la música está para escucharla, en todos sus géneros, sin importar que tan diferente sea de lo que realmente te identifica, sin sentir “culpa”, cada pieza tiene algo distinto que aportar y es realmente placentera esa variedad. Lo que realmente me haría sentir culpable sería no disfrutarla, y ahora que podemos encontrarla en las infinidades de plataformas musicales que existen, podemos gozar cantando uno que otro “sacrilegio” como diría el más acérrimo metalero de mis amigos.
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Hola lulú. aqui esta otro loco come gato jajajaja, hay mucha verdad en tus palabras, también por mucho tiempo sentí esa sensación de placer culposo, me gusta el rock y me encanta el reggue , vestirme de negro o con un hippie, pero desde hace un tiempo empese a ser y hacer lo que me hace feliz, y sorprendentemente pararon uno poco las críticas en especial de mi familia. Me alegra que sepas quien eres y lo que te gusta, nunca cambies por nada y ni por nadie, la felicidad de uno mismo es lo primero, excelente post.