Constantemente reflexiono sobre la forma en que se afronta la vida en el mundo contemporáneo, y ante todo lo que no funciona. Me pregunto si acaso abra algunas fuentes que, por el hecho de su origen, nutran la identidad social con valores trascendentales y éticas transparentes y progresistas, en términos del mejoramiento de la condición humana, y por fin vivir la vida con dignidad a grandes rasgos y en todos los sentidos.
Dentro del instinto que provoca esta búsqueda constante del sentido de las cosas, es común indagar en referentes de antiguas civilizaciones y encontrar algunos preceptos que por su naturaleza podrían ser un gran aporte para construir una brújula moral apta para los tiempos que estamos viviendo hoy, y también es interesante descubrir la aproximación estética que tenían hacía con el mundo.
Partiendo de lo antes mencionado, un factor importante para formarse criterios sensatos, es precisamente nuestra experiencia estética.
Leyendo el libro “Épica Náhuatl” de la “biblioteca del estudiante universitario” el autor Ángel María Garibay K., expresa la forma aptica a través de la cual, los habitantes de México pre colombino se relacionaban con la realidad y de qué forma esta abstracción multi-sensorial, influía en su apreciación estética, y así mismo en los ejes rectores de su identidad.
El habitante mesoamericano en su relación con la naturaleza se asumía como parte de la misma, transformándose en apariencia y pensamiento a semejanza de ella, e imitándola en sus actitudes y sus obras. Según el autor:
“Dos cualidades en cuadran la mentalidad creadora del indio: la abstracción de la realidad, por transportación al clima religioso y fantástico. No ve, Presiente. No pinta y reproduce, se transfunde el mismo.” (k., 1964)
La creatividad del mesoamericano reflejaba una realidad pletórica de iconos e historias fantásticas manifiestas en prolijas creaciones, suntuarios, enceres y menesteres de toda índole servían de soporte y pretexto para expresar y recordar, en sus diseños contenían complicados motivos con múltiples significados. En vos del autor:
“En sus creaciones no hay si no la expresión de la fantasía. La realidad apenas da el pie de donde parten en su vuelo. Esto, lo mismo al labrar un hacha olmeca, que al trazar los lineamientos de un códice hierático, o al fingir una escena épica-En ello hay un surrealismo todavía no ponderado con suficiencia.” (k., 1964)
Cada rasgo de su realidad, se encontraba profundamente vinculado con la naturaleza y sus siclos. Mismos que eran plasmados en sus obras plásticas y rituales, los cuales funcionaban de medio para la comunicación social y la reproducción del imaginario colectivo, los cuales coexistía entre la vida cotidiana y la apoteosis. En palabras de Garibay:
“A tal elevación sobre la realidad se acompaña una materialización de pormenores y de contactos con la materia que raya en surrealismo. Tiene el sentido del tacto, como si la piedra que labraba, o la palabra que armonizaba, le dieran un amarre a la tierra, impidiendo su vuelo en lo irreal.” (k., 1964)
Esta doble realidad en la vida cotidiana de las personas mesoamericanas se convertía en una existencia fértil, rica en experiencias estéticas, simbólicas y trascendentales. Y cito al autor:
“Estas dos cualidades, en apariencia contradictorias, no son sino complementarias y dan una originalidad inconfundible a todo lo que es producto de la creación indígena en cualquier arte.” (k., 1964)
El las palabras de Garibay, es posible descubrir grandes aportes para construir valores trascendentales para el mundo contemporáneo como lo es el profundo vinculo y respeto con la naturaleza, transpolada a través de símbolos al lenguaje cotidiano y ritual, viéndose ellos mismos como sociedad siendo parte de la misma naturaleza.
Sin lugar a dudas es grato voltear al pasado, mirar los orígenes de la condición humana y encontrarnos con las grandes preguntas, pero también ver de qué manera se enfrentaron a estas las civilizaciones que nos precedieron, para conocer sus aciertos y errores, tomando lo mejor para el mundo actual.