«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados».
Venezuela no para de llorar, los venezolanos no cesan de llorar, hay mil motivos que a diario nos hacen botar aunque sea una lágrima al día, pero el que mas resulta llamativo y nos llena de esperanza y fe, es el que derramamos por la partida al exilio en busca de nuevos horizontes de nuestros hijos, de un familiar, de un amigo...Cuando las lágrimas salen, expresan un sentimiento tan profundo que no es fácil describir, podrán ser mansas, muy serenas, quizás algo
discretas, tal vez mesuradas, en fin, siendo derramadas por un motivo como este, serán siempre bellas, ellas cobijan con tan afirmada convicción que no todo está perdido, que no han de caer al fin, en la nada, muestran la esperanza, el optimismo, el orgullo, la fe, se convierten en súplicas al Altísimo, al Dios Padre, que siempre está atento al dolor humano y más aún al de una madre, son aguas limpias que purifican el alma, que hacen eco en la montaña, luego de su salida nos pueden brindan tranquilidad, esperanza y mucha paz.
Esta Bienaventuranza que Dios nos enseño, viene a ser para nosotros, una fortuna, una dicha, una felicidad, porque cuando se derrama una lágrima y esta lágrima es de amor, el dolor o la alegría de cada lágrima, resulta ser, la más preciosa perla del sentimiento...
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