Huellas de lagartija y un casi imperceptible ruido de chapoteo, es lo que dejaba trick; la montura de Ordep Do' Urden, quien a toda velocidad se dirigía hacia un lugar que estuviera un poco más seco, aunque pensando que no estaba demasiado mal el diluvio que caía sobre sus hombros, a pesar de que casi no se podía ver por lo oscuro, para Ordep no era un inconveniente, veía con claridad gracias a su infra visión. y un pensamiento entró en su cabeza como si la hubieran atravesado de un flechazo "me recuerda a mi antiguo hogar"
Divagando entre pensamientos y reflexiones, se topó sin darse cuenta con una cabaña que se veía bastante alegre y con mucho movimiento de personas (creo que podré tomar un trago y esperar que escampe un poco, para continuar con mi viaje) fue el pensamiento que tuvo mientras desmontaba y llevaba a trick; una lagartija lo suficientemente grande como para llevarlo a cualquier sitio, a algún lugar para descansar, después de haberla dotado de comida (carne medio podrida) se dispuso a abrir la puerta de lo que parecía ser una taberna en medio del bosque.
Al cruzar el marco de la puerta de madera y quitarse el sobretodo empapado y la capucha que cubría casi la totalidad de su cara, incluyendo sus alargadas orejas, dejó expuesto su característico tono de piel negro como el ébano, un cabello en dreadslock's plateado que llegaba un poco más abajo de sus hombros y unos fieros ojos dorados que a la luz de las velas de la pequeña taberna brillaban de manera casi aterradora.
Por un momento, el lugar quedó en absoluto silencio, solo se oía la dulce melodía del laúd de un joven bardo que a pesar de su impresión, no dejo de tocarlo. Toc, toc, toc, sonaron las botas negras de caña alta del joven drow, quien se dirigía a la barra por un trago. Acostumbrado a que sucediera lo mismo en cualquier lugar que al que llegaba, ya no le daba demasiada importancia a los susurros que podía oír con claridad por sus sentidos agudos que su odiada raza le dejó como herencia, aunque en su cabeza rondaba el mismo pensamiento por el cual se fue de su casa (¿Por qué somos nosotros los odiados? ¿De verdad somos los "buenos"? ¿Por qué mi hermano se fue como fugitivo después de hacer un viaje al exterior de la antípoda oscura? necesito respuestas YA!)… toc, toc, toc, se detuvo el sonido de sus botas frente a la barra - una cerveza por favor- una voz amable pero bastante firme salió del joven drow y todos en la taberna pudieron descansar, volviendo a sus juegos y conversaciones, (este desgraciado no viene a buscar problemas) fue el pensamiento que tuvieron casi todas las personas en la taberna.
Sentado frente a la lustrosa barra de piedra pulida, mientras tomaba la dulce cerveza hecha por enanos, metió su mano en uno de los bolsillos del sobretodo que había colgado en el espaldar de la silla donde se había posado y sacó una brillante pipa negra, la cual rellenó con un tabaco color carmesí, tomo una de las velas que tenía cerca y cuando dio la primera calada, un escalofrió recorrió toda su columna vertebral, el conocía esta sensación, era el poder de la magia pura, dándose media vuelta desde su silla, fue cuando lo vio, un ser que lo miraba fijamente sin ninguna expresión en su rostro. Casi asustado, se volvió a la barra -disculpe, ¿esa persona que está sentada en aquella mesa frecuenta esta taberna-? preguntó Ordep casi asustado al cantinero, señalando disimuladamente la mesa donde estaba aquel ser.
-No veo a nadie sentado ahí- respondió el cantinero un poco intrigado.
Ordep echó una segunda mirada y la mesa estaba completamente vacía, después de varias caladas de su pipa, dirigió su mirada a la mesa por tercera vez y en ella estaba nuevamente este ser que emanaba un poder casi abrumador que lo miraba fijamente. Llenándose de valor, Ordep le pidió al cantinero otro tarro de cerveza, lo tomó y se dirigió con paso firme hasta la mesa desde donde estaba siendo observado. -Buenas noches, acepte esta cerveza de mi parte y dígame por favor quien es usted y por qué me mira de esa manera- el tono amable había desaparecido y solo salieron palabras frías pero elegantes de la boca de Ordep, justo como se le hablaba a un extraño que buscaba problemas en su tierra.
-Tranquilo Ordep Do urden, 5to hijo de la casa Do urden de Menzoberranzan, es solo que me intriga ver por estos lugares a la realeza de la antípoda oscura, cuéntame que hace un príncipe en un sitio como este, con toda clase de razas "inferiores"- articuló de forma sarcástica el musculoso hombre mientras aceptaba el tarro de cerveza, ahora se podía ver mejor, tenía una cara tosca, un mentón robusto y estaba lleno de tatuajes que se asemejaban a runas de color verde, de su espalda, por su hombro derecho, se asomaba el mango de una espada que desprendía un aura de color verdoso muy poderosa.
Mayor fue la impresión de Ordep al ver que lo conocía bastante bien - ¿cómo sabes todo eso de mi?- dijo medio paranoico mientras miraba hacia los lados disimuladamente cuidando que nadie hubiera oído eso, y justamente en ese preciso momento cayó en cuenta que el poder que emanaba de él, era poderoso pero no hostil, era más bien, acogedor.
-De saber muchas cosas, las sé, como por ejemplo el por qué te fuiste de tu casa y que es lo que buscas, también se que aun no tienes un camino definido y estas buscando tus respuestas joven Ordep. Te propongo algo, te daré un norte y quedará de ti encontrar las respuestas que tanto quieres en ese camino, igual no tienes nada mejor que hacer o me equivoco?-
Ordep pensaba mientras oía a aquella persona hablar y todo lo que decía era verdad, el necesitaba ese norte que le estaban ofreciendo cuanto antes. -¿Que es lo que tengo que hacer y qué quieres a cambio?- dijo Ordep bastante decidido -lo que quiero a cambio joven amigo, es salvar este mundo, luego te explicaré los detalles, por ahora toma este pergamino, márcalo con el sello de tu casa que cargas en el anillo de tu dedo y cruza este portal, las personas que te ayudaran en tu cruzada, sabrás reconocerlas- Ordep tomó el pergamino si titubear - antes de aceptar esto, señor, nunca me respondió quien es usted- dijo Ordep bastante dudoso al notar que a pesar de que desprendía esa aura y estaba hablando con un drow en una taberna llena de personas, nadie les hacía caso, era como si no estuvieran ahí.
-Yo amigo, simplemente soy el caballero de la tempestad- decía esto mientras empujaba a Ordep al portal que había creado detrás de el.
Ese caballero de la tempestad es un pasadirijillo vale, yo no le hubiese aceptado el pergamino.
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