Hace siete años, hablando con unos amigos, decidimos aprender a hacer surf. Estuvimos mirando lugares a los que ir y al final el destino elegido fue Portugal, concretamente Carrapateira. Decidimos ir allí porque había un surfcamp muy barato y del que la gente hablaba muy bien. Además, en esa costa del Atlántico suele haber muchas olas. Dicho y hecho. Hicimos el equipaje y nos pusimos en marcha.
Las playas eran inmensas, con una arena muy fina, soleadas y con muchas olas:
Llegamos justo a tiempo para la primera clase de surf: nos dieron tablas y neoprenos, y tras hacer un calentamiento en la playa nos enseñaron unas nociones básicas que pusimos en práctica en el agua durante todo el día. Las tablas eran muy grandes y con mucha flotabilidad, ideales para aprender pero muy poco maniobrables. A lo largo de la semana fui mejorando poco a poco y enganchándome cada vez más al surf.
Al final del día acababa muy cansado, pero el surfcamp era un buen lugar para descansar y reponer fuerzas para el día siguiente:
Uno de los días, tuvimos la mala suerte de que no hubo olas, así que después de preguntar por allí, nos fuimos a ver una playa en la que según nos dijeron, la marea subía y bajaba muy deprisa. Cuando bajaba, dejaba al descubierto unas rocas que se quedaban llenas de agua, con peces dentro y erizos; era un lugar muy curioso, aunque había que tener cuidado porque como os dije antes, en cuestión de minutos volvía a subir y podía ser peligroso.
La vedad es que me encantó ese viaje y, aunque la mayoría de los que fueron no han continuado con el surf; yo sí seguí practicándolo. Es un deporte en el que hay que invertir muchas horas y esfuerzo para conseguir pequeños resultados. El primer año resultó un poco frustrante porque costaba mucho coger alguna ola: mi tabla era bastante más pequeña que la que nos dieron en el surfcamp (aquella flotaba mucho). Con el tiempo fui consiguiendo mejorar.
No os engañéis, soy un simple aficionado con nivel muy básico, pero disfruto mucho cada ola que consigo coger por pequeña que sea. Además, en los momentos en los que no vienen olas, es un buen momento para reflexionar sobre diferentes situaciones o problemas cotidianos. Lo cierto es que para mí es una buena terapia.
Os animo a que lo probéis en algunas vacaciones. Por cierto, no olvidéis tomaros una buena taza de ColaCao calentito después de cada sesión, es fundamental 😉
Me gusta tu humildad y tu forma de contar tu experiencia con el surf. Seguramente que después de siete años eres bastante mejor surfista de lo que cuentas. De hecho la última foto da fe de ello.
Hay cazadores de nubes... y cazadores de olas.
Qué envidia... @mpandrew
El surf debe ser muy emocionante, las olas, el mar, el sol, la velocidad.. en fin es un gran deporte, que buena experiencia tuviste, excelente felicidades
Sí que es emocionante, me alegro de que te haya gustado. Saludos.
de nada, un gusto, saludos =)