A mi perro con amor.

    ¿Con que palabra podríamos definir a nuestras mascotas? Para algunos son UN MIEMBRO MAS DE LA FAMILIA, para otros el mejor amigo, el compañero, el hijo, un guía espiritual, o quién sabe si son la nueva vida de una persona que ya falleció ¿y por qué no? Sean lo que sean ocupan un lugar especial en nuestra vida, marcan una huellita imborrable que perdurara en nuestros recuerdos. De cuatro patas o de dos, con o sin bigotes, con plumas o aletas, con ojos al frente o a los lados, son destellos de luz que nos iluminan cada vez que existe una conexión entre ellos y nosotros. En este caso hablare específicamente de los perros, porque a pesar de que mi hermana tuvo desde un gusanito como mascota (por un día), hasta un perro (el actual), he sabido el amor que despiertan en nuestro interior, he aprendido que cada ladrido tiene un significado diferente, que no hace falta que hablen ningún idioma, el lenguaje de sus ojos es universal, que nadie duerme más hermoso en el mundo que tu perro, que no hay alma más limpia y más pura que la de tu compañero fiel, que el amor que sientes hacia él lo multiplica por millones el que el siente hacia ti, que está ahí atento para ti, sin si quiera haber pronunciado su nombre , que  tus pies son su mayor refugio, y no hay perfume mejor fabricado que el de su familia, que su vida no se mide en años sino de momentos a tu lado, que no hay cosa que lo haga más feliz que verte llegar, descubres así que  son ángeles encubiertos, que cada uno es diferente y no existe  reemplazo, que están hechos de agradecimiento, y que la palabra incondicional queda corta a esta dedicatoria, porque cada lamida es un “gracias por estar ahí” y que el “meneo” de su cola es solo un nuevo instrumento de medida: la de la felicidad.  Al final, la vida te mueve, te cambia, te traslada, te coloca encrucijadas, en las cuales tienes que sacrificar algo, y si casi siempre los sacrificados son los perros, y experimentas un dolor nuevo, una sensación extraña por que no puedes explicarles, y no podrán entender, es la parte más dura de ser perro, no entender por qué los humanos actúan a veces, de formas tan inesperadas. Aprendes que no hay dolor más grande que tener que dejarlos, tener que irte sin poder explicarle por qué te vas, sin poder decirle cuando lo volverás a ver, que su inocencia por las rudezas de la vida no le permitiría entender que no lo has dejado de amar, y sabes que su fidelidad es tal, que te esperara todos los días de su vida. Esperando escuchar tus llaves de nuevo y que el viento le advierta que se aproxima su perfume favorito.  A todos los perros que han hecho la vida más hermosa para los seres humanos, Gracias a ustedes por ser. A todas las mascotas con cariño.