Gentes y música a todo dar.
Luces,
flashes,
rones.
Vicios,
besos,
voces.
Ella y yo.
Captura extraída de la película The Necessary Death Of Charlie Countryman.
Yo: Gracias.
Ella: Gracias a ti.
Yo: ¿Gracias por qué?
Ella: Porque eres muy culto y puedo hablar contigo de cualquier cosa.
Yo: Pero esa ha sido una decisión propia y tú no has tenido nada que ver con ella, en cambio tú has decidido compartir tu tiempo y tus historias conmigo, y eso lo aprecio.
Ella: Así como lo dices pareciera que valieran mucho.
Yo: Es que así es… y no quisiera irme. Sinceramente dudo en algún momento de lo que queda de noche llegar a sentirme tan bien como me siento justo ahora, pero compromisos son compromisos.
Ella: ¿No te gustan los compromisos?
Yo: No es que no me gusten, simplemente a veces molestan porque nos limitan, y también así como está ocurriendo ahorita, nos hacen dejar lugares y abandonar momentos que no queremos dejar.
Ella: Oh, claro… esto está muy genial, yo tú me quedara, luego iremos a un after.
Yo: Si, aunque no me interesa tanto el lugar. Este tipo de conversaciones no ocurren todos los días.
Ella: Pero tranquilo, seguirán ocurriendo. Aunque, ¿te podrías quedar?
Yo: No lo creo…
Ella: Entonces ¿no quieres dejar el lugar que quieres pero tampoco te quieres quedar en él?
Yo: Si, y no. Es sencillo, si me quedo a partir de ahora sólo querré seguir aquí, alargando este momento, que quizás se pueda volver enorme naturalmente y más genial de lo que ya es, pero también podría no ocurrir eso, y quedaríamos con un recuerdo aburrido, o bueno, así es como funciona la memoria de la mayoría de las personas, sólo recuerdan el desenlace… y yo no soy muy bueno en eso, porque algo que sí detesto son las despedidas ¿no ves cómo he vuelto esta?
Ella: Bueno, no creo que esta sea una despedida. Mejor que no existan. Entonces ¿crees que funciono cómo la mayoría de las personas?
Yo: Ves, a este es el punto al que no quería llegar. Ahora tendré que dar una respuesta que será incómoda para ambos, porque no creo que funciones como la mayoría de las personas, y eso me alegra mucho y me mantiene acá, pero ahora tendré que justificar mi respuesta diciendo algo que no debería decir, pero el alcohol está trabajando bien así que no puedo imaginar ninguna consecuencia al respecto, por lo tanto sólo me queda averiguar qué pasará después de responder.
Ella: Claro, pero yo no he pedido una justificación a tu respuesta, aún.
Yo: Bueno, sí. Qué bueno.
Ella: Entonces ¿no te quedas por miedo a lo que pueda pasar? Y ¿por qué no puedes sentir lo mismo que sentiste cuando pensaste en venir, si sabías que me encontrarías acá?
Nunca supe cómo responder, pero tampoco pensé que hiciera falta hacerlo. Ése fue mi error.
Los diálogos imaginarios son conversaciones basadas en momentos reales, con un toque ficticio añadido, pensando en ese "¿Qué hubiera pasado si decía algo distinto?".