La escuela tradicionalista ha implantado en nuestro pensamiento y en todo el sistema educativo la idea de que solo se aprende por repetición o memorización, por lo tanto, quien se sienta en un pupitre no desarrolla su pensamiento, no explota sus capacidades, no se convierte en crítico. Se limita a usurpar el lugar de un grabador.
La problemática se incrementa al aunar la apatía del estudiante, producto de:
- Aburrimiento: repetir no es divertido, escuchar a alguien hablar sin parar tampoco lo es.
- Incomprensión: en más de un caso, nuestro sistema educativo no se corresponde con la realidad de los estudiantes, lo que conlleva a que el estudiante no encuentre utilidad en lo que "debe aprender" y sienta que no es comprendido por un sistema que le resulta hostil. En Venezuela, por ejemplo, el modelo educativo o currículo data de 1988.
- Formas de aprender: cada quien aprende a su manera, generalmente asociado a un sentido: visual, sensorial, auditivo o kinésico. Una persona que se siente cómoda con un tipo es posible que con otro le cueste más aprender, se sienta desmotivado o ignorado.
Siendo así, ¿qué opciones tiene el docente?
Son muchas las técnicas y herramientas que, con escaso presupuesto o ninguno, pueden implementarse para procurar en los estudiantes el desarrollo del pensamiento creativo y el pensamiento crítico, en los próximos artículos les presentaré las que desde mi perspectiva son más útiles.