Los lugares históricos tienen una energía muy particular; cuando estoy en uno observo el desgaste de las estructuras y pienso en todos los hechos que presuntamente sucedieron allí, entonces me sorprendo de estar parada justo en el lugar de lo ocurrido hace tantos años.
Conozco el Fortín de la Magdalena desde que era una niña, cuando iba al Cerro El Morro a pescar con mi papá, y siempre me ha sido imposible ignorar aquella estructura colonial que se levanta en las alturas del cerro cuando camino por sus orillas. Es extraño estar en medio de la naturaleza y encontrarte con algo así en un lugar que prácticamente carece de población.
Esta edificación tiene 219 años de haber sido construida; la historia de la región indica que desde 1799 era utilizada como un fuerte militar, pero a pesar de su desgaste físico sus historias siguen intactas, transmitiéndose de generación en generación.
Es un sitio de libre acceso al que se puede llegar caminando a través de la parte posterior de El Morro, mediante una carretera que alguna vez estuvo asfaltada y permitía el paso de carros, pero que ahora está obstaculizada por derrumbes y vegetación.
El Fortín de la Magdalena es uno de los atractivos turísticos de Anzoátegui, y a pesar del estado del camino sigue siendo visitado por locales y turistas, atraídos principalmente por la imponente vista que se revela desde ahí hacia el Mar Caribe y las costas de Barcelona.
Incluso es gracias a esa privilegiada vista que se desarrolló la historia más popular sobre la función que cumplió este fuerte, y a partir de allí fueron compartidas más leyendas que incluyen batallas, piratas, esclavos y tesoros.
⏳ Historias cosechadas en el tiempo
Los registros históricos de la región señalan que el castillo fue construido en la época de la colonia por los españoles con el propósito de defender nuestra costa del ataque de los piratas, que llegaban a atracar el puerto que se encontraba en la desembocadura del Río Neverí en el mar.
Incluso, desde el Fortín es posible observar cómo el agua marrón del río se une con el agua azul de la playa, y eso es muy curioso porque ambas aguas comparten el mismo espacio pero no se mezclan.
Cada vez que escucho esa historia me pregunto si toda esa escena histórica era como en la película Piratas del Caribe, me encantaría saber si de este lado del mundo los piratas y los soldados se veían y actuaban como los de la película, y si usaban los mismos navíos y armas.
Lo cierto de todo esto es que la ubicación del castillo es realmente estratégica, desde ese punto ningún barco podría pasar sin ser visto, la única manera sería trasladándose en un submarino; toda la costa de la capital del estado es visible desde allí.
La historia también cuenta que este lugar quedó en ruinas luego de varias batallas desarrolladas en ese terreno, sin embargo, hace años el Fortín de la Magdalena fue restaurado, conservando la esencia de la estructura. Pero a esa restauración los años también le han pasado factura.
El castillo está formado por dos edificaciones que se reparten en tres habitaciones y una cocina. En toda su extensión predominan el concreto y las piedras en la elaboración de los suelos, paredes y muros.
Aquellas paredes alguna vez fueron blancas, pero entre los turistas, el tiempo y los murciélagos lograron que eso sólo fuese un recuerdo. Algunas personas inconscientes rayaron los espacios, con el tiempo se desgastó la pintura y los murciélagos han dejado en las paredes y el suelo su excremento.
En general, las habitaciones tienen ventanas amplias, altas y con marcos de madera, me imagino que en la época la población era alta, porque definitivamente esos ventanales no eran para gente de 1.57 centímetros de estatura como yo; para poder asomarme debo pararme en puntillas.
Desde adentro se puede observar que el techo del castillo está hecho de madera; las bases son troncos gruesos pero los demás son finas varas apiladas. Mientras que la parte externa está cubierta por tejas, un estilo típico de ese momento.
Lo que más llama mi atención de toda la estructura son sus puertas, rejas y cerraduras. Por el aspecto desgastado y oxidado indican que tienen muchos años de haber sido colocadas allí, y quizás de todo lo que conforma el Fortín esto podría ser lo de mayor antigüedad.
Las llaves que utilizaban para ese entonces seguro eran grandes, muy distintas a las que utilizamos actualmente. Los orificios de las cerraduras son más amplios de lo común.
Mi papá es ebanista y me dijo que probablemente la madera que utilizaron para las puertas y marcos de ventanas del lugar sea de Algarrobo. En su experiencia me explicó que este es uno de los tipos de madera más duraderos que existen, y es posible que se mantenga intacta a pesar del sol y la salitre que recibe.
El Fortín de la Magdalena también tiene dos fosas en uno de sus extremos, que según servían como tanques de agua, aunque cuando era niña escuché que eran para alojar a los prisioneros de los soldados y hasta para quitarles la vida.
Esas fosas están construidas con concreto y piedras, y tienen cuatro metros de profundidad aproximadamente. Observando bien la estructura, cualquiera de las dos teorías sobre su uso podría ser cierta, porque su forma se presta para ambos usos.
Aunque personalmente me inclinaría más hacia la primera idea, porque no hay rastros de tuberías por ningún lado, ni siquiera hay un baño, así que iban a necesitar dónde guardar agua dulce.
Como en todo fuerte militar en este castillo también habían cañones que eran situados entre la barrera de piedras que bordea el lugar, delimitando al mismo tiempo el paso hacia el barranco con el que limita.
Sin embargo ya no hay cañones allí, ahora ese espacio es utilizado por los visitantes como asientos para contemplar mejor el asombroso paisaje que se observa desde el Fortín.
Esa barrera sólo fue construida en la parte posterior, mientras que el frente del lugar está resguardado por una cerca hecha de troncos con la punta afilada.
De todas las leyendas que aún se escuchan sobre el Fortín de la Magdalena la más intrigante de todas es la que asegura que en algún lugar de todo el castillo está escondido un tesoro que pertenecía a los españoles.
Presuntamente en años posteriores a su entierro se realizaron diversas excavaciones para tratar de hallar el tesoro pero nadie tuvo éxito. Y si le vemos el lado positivo, que no se haya encontrado nos mantiene a la expectativa de si estamos parado sobre una mina de oro o no, y eso le suma valor al castillo.
El turismo histórico no es mi favorito pero me agrada mucho por que estar en un lugar con historia es como acercarte a los hechos, es como vivir esa energía tu mismo. Me encantan los mitos y leyendas de estos lugares, mientras perduren en el tiempo, así las estructuras se caigan, la atracción por el lugar seguirá viva.
Hola Milka: la construcción de estas casas me recuerda muchísimo a las de las Islas Canarias especialmente sus tejado.
Que excelentes vistas debía haber desde este fortín!
Un saludo
¿Te refieres a las casas que construyen actualmente o a las que fueron construidas antes? Aunque, en cualquiera de los dos casos tiene mucho sentido que el Fortín de la Magdalena tenga el mismo estilo de las estructuras en las Islas Canarias, ya que fue construido por españoles 😅
Gracias por apreciar mi trabajo, @volcandemorcilla ¡Feliz día!
Te envío una fotografía del Puerto de la Cruz. Verdad que se parecen?
¡Sííí! Sí se parecen 😅 sobre todo por el tejado y las ventanas. Muchas gracias por compartir la foto.
😊
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Definitivamente este país es demasiado hermoso, ojala se multipliquen mas venezolanos que estén orgullosos de lo nuestro y ayuden a cuidar hacer un mejor país.
Deseo lo mismo que tú, @lisramirez09 😄