El invierno se parece a muchas etapas de tu vida, paralizante, frio, oscuro, no lo sé. Como ese invierno que llega de pronto una mañana y ocupa todo el espacio a tu alrededor, te deja helada en tu cama y cada intento que haces por mover un musculo de tu cuerpo es una punzada de dolor, creo que ahora me encuentro en un invierno, solo que no puedo recordar si ya estaba aquí cuando llegue o lo traje conmigo.

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Por ahora preparare una taza de café para sentir algo cálido en mí, a mi edad debería estar corriendo de aquí para allá, estudiando, trabajando, soñando y decidiéndome entre un enamorado y otro, no sé en qué momento mi vida cayo en esto pero eso no es lo que me encuentro haciendo ahora. Es como la expectativa y la realidad, una al extremo de la otra.

Me pongo de pie y hago un esfuerzo sobre humano para salir de la habitación arrastrando los pies, salgo a la cocina, miro por la ventana y puedo ver los arboles inertes, cubiertos de una capa blanca brillante, es lindo a simple vista pero si lo pienso bien es aterrador, a pesar de la brisa que sospecho está corriendo afuera ellos permanecen inmóviles, como muertos o como si no estuvieran.

Unos minutos más tarde me encuentro arreglada, con una camiseta de mangas largas, un pantalón largo, un suéter rosa, una chaqueta de invierno gris y no podían faltar las botas grises de nieve. También tomo un gorro rosa y meto una bufanda en mi bolso, de solo pensar en toda la ropa que llevo puesta ya estoy cansada y siento que me falta la respiración, es eso o la cantidad de kilos de tela que llevo encima me asfixia, pero es mucho mejor que estar afuera al descubierto y sentir que tus pulmones arden bajo el poder de los -2 grados que corren de aquí para allá.

Una vez afuera puedo sentir la brisa que choca con mi rostro y pienso que si solo hiciera frio, sin nada más, sería mejor o más soportable pero hace esta brisa que lleva el frio a otro nivel y con el mes que llevo aquí he comprendido que no se ira. A veces dudo si llevo aquí un mes o un año entero debido a que reconozco cada calle, cada estación e incluso las tiendas.

Desde que salí de casa he caminado unas cuatro cuadras, y me faltan unas seis más para llegar a la estación, sé que había una estación a tres cuadras de casa pero me dejaba a cuatro cuadras del DAE, pueden llamarme loca pero prefiero caminar al principio que al final, digo, no soy tonta sé que aquí voy a caminar diez cuadras pero el transporte me dejara enfrente del DAE, y entrare sin nada de apuros ni estrés, espero no haya tanta gente y que la entrevista no dure tanto, me pongo nerviosa cuando comienzan a hacerme preguntas, nunca he tenido una entrevista de este tipo, ahora que lo pienso nunca he trabajado para nadie que no sea mi familia, ¡vale! Ya puedo sentir los nervios cosquilleando mi cuerpo.

Debo reconocer que no tenía una idea del DAE, pero una chica muy buena gente me hablo de esta empresa que es un estudio de diseño, arte y escultura, me ha recomendado, me pidió enviar la hoja de vida y me han llamado para la entrevista; a todas estas no le pregunte si ella trabaja allí, jamás la había visto antes pero recuerdo que se llama Marie o al menos así la llamo la Sra Neyra en la peluquería el jueves, fue como de esos ángeles que envía Dios, si crees en ello claro.

Todo resulto mejor de lo que esperaba, sentí que la vida me sonrió esa mañana en medio de tanto frio, entonces los días comenzaron a transcurrir, conocí nuevas personas, cumplí mi tiempo de trabajo, cubrí mis obligaciones y finalmente me planteaba que hacer con mi futuro, aunque la rutina se hacía un poco pesada, después de todo, las cosas no cambian de un día para otro, o no cambian en su totalidad por un solo hecho, pero sentía que algo iba encendiéndose.

Fue cuando me di cuenta que no te estaba buscando pero entonces te robaste la dirección de mi mirada, todo comenzó a cambiar en mí, me encontré un par de veces observando tu foto, lo negué y pensé que no era, que no podía ser, era arriesgado, imagine el precio que tendría pero entonces algo surgió, como esas fuerzas que vienen de pronto, como un momento de adrenalina que te hace querer saltar al agua aun sabiendo que no sabes nadar.

Era apresurado e inmaduro, tal vez imprudente, entonces decidí esperar, aunque mi mente soñaba con escribirte un mensaje y mis dedos por realizar la tarea.

Para mi suerte días después se celebraba una fecha importante así que sería la excusa perfecta para enviar un mensaje sin sospechas, esos mensajes que quieres que lleguen y transmitan algo pero que los maquillas tanto que posiblemente pierden su valor, porque ¿en qué mundo vivimos? En aquel que te dice que si escribes eres intensa y si no lo haces eres indiferente.

Pero ¿a quién le importa la sociedad? En el fondo a todos, aunque digamos que no, la pregunta es ¿Qué es lo peor que puede pasar? Precisamente el hecho de que no respondieras el mensaje.

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Entonces tú estabas allá y yo estaba aquí, sin respuestas pero con una gran cantidad de preguntas y quise olvidarlo pero eres de esas personas que no se olvidan tan fácil, de esas personas que llaman tu atención y capturan tu mirada, de esas personas que inspiran a ser mejor sin competencia sino a través de una invitación, de esas personas que al recordar sonríes.

Entonces algo cambio, comenzamos a vernos, tú sonreías y tu rostro iluminaba el sol, tenías esa actitud chispeante, dinámica, rápida y esa amabilidad por las personas, un sarcasmo particular y muchas cosas más pero finalmente tú estabas allá y yo estaba aquí o al menos así se sentía y me encontré sin saber qué hacer con aquella luz que se encendía, aquella que susurraba cálidamente y me invitaba a la primavera.

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Esta es una historia que comence hace meses y termine hace dias, espero hayan disfrutado de ella y si tienen algun aporte que hacerme pueden dejarlo en los comentarios que por mi parte estare siempre dispuesta a leerlos.

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