Nos llevamos bien tú y yo, ¿no? Eso he querido creer desde que te conocí, o mejor dicho, desde que nos conocimos, porque tú llevas en pie unos cientos de años más de lo que yo siquiera llegaré a vivir. No has cambiado mucho para ser sincero, o de repente soy yo que nunca dedique mucho tiempo a detallarte durante mi infancia. En cualquier caso, eventualmente llegó el momento de conocerte bien, y vaya que tuvimos nuestras diferencias entonces.
No hallé qué no poder achacarte, ciudad faro. Reclamo tras reclamo por sentirme encerrado en tus cuatro paredes, en tu inmensidad que a mí a veces se me queda corta. Es más culpa mía que tuya, pues peco de curioso y ambicioso, era natural que como buen adolescente me tocara mi etapa de rebeldía y querer buscar en otras ciudades aquello que no conseguía en tus calles.
He salido, he buscado y he encontrado aquellas cosas que anhelaba, he quedado en completa maravilla explorando las distintas tierras que te rodean, donde otros miles como yo hacen vida; pero en todos esos viajes tarde o temprano golpea la nostalgia del regreso. Qué apego tan contrariado este que me ata a ti, que al cumplir con mis propósitos siempre he querido volver a tu comodidad.
“No hay lugar como la casa”, dicen por ahí. Me costó un par de décadas darme cuenta de lo cierta que es esa frase. No hay cama como tu cama, no hay árboles como los que ya conoces, no hay familia como esa que te acompaña cerca. Tampoco esperes que te mienta, siguen habiendo ocasiones en las que quisiera correr despavorido de tus entrañas, todavía existen diferencias que no hemos resuelto, pero nos hemos aprendido a llevar mejor con los años a pesar de ellas.
No eres perfecta en lo absoluto, pero tu belleza es sencillamente incomparable. Me siento fuera de órbita cuando no encuentro a tus cerros haciéndome compañía y al faro que alumbra a los perdidos y los lleva de vuelta a ti.. Ya he perdido la cuenta de veces que camino a casa contemplando a la más imponente de tus montañas entregándome una vista surreal y robándome una sonrisa. Más viva y llena de energía que muchas personas a las que he conocido.
De ti aprendí el concepto de dualidad, de tu lado amargo y tu lado meloso. Te me has revelado entera sin quererme ocultar nada nunca. De ambos lados me has enseñado de la vida, del trabajo y del bien y el mal. Puedes sobrepasarte un poco con tus ejemplos, pero nunca has hecho nada que no fuese necesario para hacer que al final te entendiera. Después de todo, como madre que eres estás dotada de sabiduría.
¿Qué voy a hacer sin ti? Me has hecho tragar mis palabras y soltar el orgullo, te debo tributos que me encargaré de entregarte poco a poco. Me disculpo ante ti por mi falta de prudencia, pues el primero que te entrego es uno de despedida. Leve ironía de la vida, que se regocija en estas poéticas contradicciones. Puedo apostar a que seguro encuentras cómica toda esta situación, pues compartimos un sentido del humor particular de vez en vez.
No te preocupes si me encariño con otras, pues siempre es a ti a quien terminaré volviendo, incluso ahora que me veo obligado a dejarte. Espero volver con mucho para contarte, pues no dudo que tú también tendrás mucho para compartirme. Tú que ni en la adversidad descansas, y escribes miles de historias simultáneas minuto a minuto. Que tu recuerdo, más que de pena, me contagie de esperanza; esperanza en que si tú continúas erguida y dando batalla, yo que vengo de ti también puedo darla.
No quiero decirte adiós, mucho menos hasta luego, pero es muy tarde para no decirte nada. Me despido de ti con un te amo, pues son las palabras que más acorde quedan a esta falta de palabras. No dejes que mi camino oscurezca jamás, ciudad faro, y guía mi regreso cuando la hora sea oportuna.
Una canción para el momento
Una canción para durante o después de leer
And I hope you're holding hands by New Year's Eve
They made it far too easy to believe
That true romance can't be achieved these days... Arctic Monkeys - Only Ones Who Know
Siempre hay detrás de mis relatos una canción que me haya servido de inspiración de alguna manera en el proceso de escribirlos. Only Ones Who Know de Arctic Monkeys es la que acompaña Ciudad faro por su tono melancólico y poético que me contagió a escribir esta especie de carta de despedida que se lee entre las líneas de este escrito. La parte citada es la que siento que identifica más el sentimiento de abandonar tu hogar y querer estar de vuelta en alguna fecha importante pero no poder por x razón.
Notas del autor
La serie Desencuentros es todo lo contrario a lo que fue la serie Encuentros. Historias de encuentros fallidos, despedidas y rencores recientes escritos todos en su mayoría durante el mes de mayo de 2018.
Ciudad faro es el segundo de esta nueva trilogía de relatos. Más que un relato es una carta de despedida a una ciudad, en este caso la ciudad natal del narrador. Con las ciudades a veces se puede tener una relación de amor-odio, pero a la hora de partir el odio se aparta y quedan las vivencias, la nostalgia del desapego y ese amor complicado que no se expresa mucho, pero se siente siempre.
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