La segunda parte de: cosas que pasan en Venezuela.

Si no has leído la primera parte, te invito a hacerlo.

Cuando salí de mi habitación y me dirigí a la puerta de entrada, habían tres chicos, no llegaban a 20 años y también uno de los hombres de negro, el negro 2. Estaban sacando todas nuestras cosas del apartamento. Mi vecina escuchó y salió, les preguntó molesta:
-¿Por qué se llevan las cosas del señor?
El negro 2 le responde: señora, ¿quién es usted? A lo que ella responde:
-Yo soy su vecina.
-Es mejor que no se meta porque este no es su problema, respondió el negro 2.
Mi vecina cerró la puerta.
Mientras los chicos cargaban, el negro 2 revisaba las habitaciones y yo estaba con él pensando en que no hurtara algo. En un momento me descuidé; el negro 2 me dice: mira lo que encontré en la habitación y me muestra una bala, sí, una bala. Me pregunta de quién era a lo que respondo:
-No es de nosotros.
Yo siempre me encargaba de la limpieza, no había balas en nuestras habitaciones.
-Pero las encontré aquí y sabes que por esto tú y tu padre pueden ir presos? me dice.
-No lo sabía, pero no tenemos porqué, eso no es de nosotros.
Él responde:
-No diré nada acerca de ello, pero debes saber que debería ir presa.
Minutos después se escucha la voz de una mujer llamando:
-¿vecino?
Nos acercamos a la entrada, en la sala estaba la hija de mi vecina.
-¿Quién es usted? Pregunta el negro 2, siempre a la defensiva.
-Yo soy el abogado de los inquilinos. Y, ¿quién es usted?
-Yo soy un funcionario público, responde.
-Ah, ¿sí? Entonces muéstrame tu carnet porque esa placa que tienes la puedo comprar en cualquier lugar.
-No puedo mostrarle mi carnet (se podía observar solo la parte de atrás cuando colgaba de su cuello en una cinta roja).
-Ah, ya lo vi. Tú no eres nada. Muéstrame la carta de desalojo y por donde entré me voy. Muéstrame la carta de desalojo, ella insistía.
-La carta de desalojo la tiene nuestro jefe.
-Entonces busca a tu jefe porque yo quiero hablar con él, respondió mi vecina.

El negro 2, llamó por teléfono a un hombre, el que supuestamente tenía la carta de desalojo, al final, nadie tenía la carta. Nos estaban desalojando de forma ilegal porque tampoco tenían los documentos verdaderos del apartamento.
A todas estas, el abogado me envía a buscar a la Guardia Nacional Bolivariana.
Hablé con un GNB y lo que éste me dijo fue:
-Nosotros no podemos interceder, no podemos meternos con ellos porque son amparados por el gobierno, lo más que podemos hacer es no permitir que se llevan sus cosas sin que tu padre llegue.
Me llevaron de vuelta al apartamento y hablaron con los colectivos. La mayoría de nuestras cosas estaban montadas en dos camiones, volví al apartamento que ya estaba casi vacío.
Eran casi las 4 de la tarde y mi padre no había llegado; cerraron el apartamento y tuve que bajar a esperar en la entrada del edificio para ver a donde llevarían nuestras cosas.
Decidí llamar a mi madre, quién vive a 9 horas por tierra, de Caracas, para avisarle, ella no sabía nada. La llamé y enseguida compró un boleto en autobús para ir a la capital.
Unos minutos después llegó mi papá. Vamos a llevar las cosas a Ocumare del Tuy. Los dueños de los camiones no quisieron; que era muy lejos, que era muy peligroso y muchas cosas más, pero estaban en lo cierto.
Mi padre fue a buscar un almacén, pero no le aseguraron que sus cosas estarían completas cuando volviera por ellas; uno de los colectivos le dijo a mi padre que podía dejar las cosas en casa de su hermana, en los Chaguaramos , que había espacio y nada se perdería, mi papá accedió. Mi vecina me invitó a comer y a quedarme en su casa a dormir; antes de subir a su apartamento, vi una caja de zapatos suelta que no cupo en la maleta, pensé en que tendría que buscar a mi mamá al día siguiente en el terminal y le pedí a alguien que me la diera. Tomé el morral con cuadernos y libros de la universidad, mi laptop, la caja de zapatos y subí con mi vecina.
Al día siguiente fui con mi padre al terminal a buscar a mi mamá. Tomé todas mis cosas, agradeciendo a mi vecina su hospitalidad y nos fuimos. Después de ir por mi madre nos dirigimos a nuestro nuevo apartamento. Mi padre dijo que nuestras cosas estaban a salvo y que buscaría un camión para llevar nuestras cosas. Llegamos al nuevo apartamento, sucio y vacío. Teníamos trabajo que hacer, mi papá se regresó para hacer las diligencias pertinentes para llevar nuestras cosas. Mi madre y yo limpiamos y ese día mi papá no regresó a dormir, se quedó en Caracas.
Al día siguiente, aproximadamente a las 9 de la mañana mi padre llama y dice:
-Fui a buscar las cosas para hacer la mudanza y no están. No está nada. Nadie sabe dónde están ni quién las tiene.
Si ya me sentía aliviada por tener donde dormir, aunque el lugar no era el mejor, la noticia que me padre me dio, me devastó. Nos robaron todo! Todo!
Lo único que teníamos era ropa porque mi padre tomó algunas maletas y las puso en su carro.
No podíamos cocinar y dormíamos en el piso. Comíamos pan con queso fundido, nada mal.
Después de este hecho, tuvimos que ir a Caracas a hacer las respectivas denuncias por robo; estuvimos en el ministerio público y en el CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas) dando declaraciones y haciendo retratos hablados de las personas involucradas. Mientras hacía las denuncias, yo perdía clase y no podía estudiar.
La universidad donde estudio queda en Caracas, por lo cual tenía que despertarme a las 4 de la mañana, para salir antes de las 5 y estar en Caracas a las 7:00 am.
Estaba perdida en las clases, reprobé los últimos exámenes y por ende, también varias materias de las que cursaba. Solo mis amistades muy cercanas sabían lo que me había ocurrido.
A veces algunas personas juzgamos y hablamos mal de otras sin saber por lo que están pasando, por eso debemos ser amables siempre.

Tiempo después supimos que el otro hombre que alquilaba la habitación le pagó a los tupamaros para que nos sacaran del apartamento de cualquier manera.

Hasta el sol de hoy, 22/08/2017 no tenemos respuesta de ninguna entidad pública. Nunca nos devolvieron nada, nunca encerraron a los ladrones. Dormimos en colchones inflables y cocinamos en una cocina de dos hornillas.
Muchas personas me dijeron que lo material se recupera, que lo importante es que estamos vivos y si, gracias a Dios estamos vivos, pero de todo lo que nos robaron, ¿qué hemos podido recuperar? Nada. En Venezuela NADA se puede recuperar, todo es excesivamente costoso.

Gracias por leer mi historia.

MGM