Él me abandonó… le hice saber de su existencia. Decidió creer, que no era ÉL… el padre del niño que yo vi nacer.
Cuan dos gotas de agua, su PADRE y ÉL. No le hizo falta su apoyo y amor. Porque estaba YO, dispuesta a cumplir ese ROL de MADRE y PADRE también.
Con responsabilidad, YO formé en ÉL un ser respetuoso, amoroso, fiel, de buenos sentimientos; que cree en sí mismo, de corazón y mente amplia, capaz de querer… a ese padre ingrato, QUE NO QUISO SER.
Para que a futuro sepa responder, cuando nuestro DIOS le brinde la oportunidad de un PADRE SER. Y forme en sus hijos, una semejanza de lo que hoy es ÉL.
Que con rectitud y mucho carácter, los lleve a ser Hombres o Mujeres de buen proceder. Para que ÉL se sienta tan orgulloso, como YO HOY estoy de ÉL.