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EL término "democracia" deriva de la unión de dos palabras griegas: demos ("pueblo") y kratos ("gobierno"). Etimológicamente, entonces, democracia significa "gobierno del pueblo", es decir, gobierno ejercido y controlado por el conjunto del pueblo.
El nacimiento de la democracia tuvo lugar en la antigua Grecia durante los siglos VII a IV a.c. y se desarrolló básicamente en la ciudad estado de Atenas, en la que sus ciudadanos decidían en “asamblea” formada por hombres libres; hombres libres en el más estricto sentido de la palabra puesto que ni mujeres ni esclavos podría votar, lo cual hace que el nombre chirríe bastante.
Este hecho, unido a la relativamente poca población de Atenas en la época, permitía que fuese posible esta participación directa en las decisiones del gobierno.
Dada la influencia de Atenas en la época la democracia se fue extendiendo por otras “polis” adyacentes hasta que al final, para variar, acabaron a palos y se acabó la democracia.
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Casi al mismo tiempo los Romanos se liberaban de sus reyes conformando, influenciados por los griegos, la Roma republicana e instaurando también bajo las siglas SPQR, la democracia como forma de gobierno, aunque con algunas variantes como permitir votar a personas que no fuesen romanas de nacimiento.
Aunque existen registros de algunas ciudades regidas democráticamente en la India paralelamente a la época griega y algo en la edad media en ciudades del norte de Europa, no será hasta el siglo XVIII cuando empiece a haber cambios importantes influenciados, entre otros, por la Carta Magna de 1215.
La Declaración de Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa en Europa, facilitan la aplicación del sufragio universal que permite ejercer el voto a todos los ciudadanos del estado independientemente de su procedencia, raza, creencias o condición social, aunque todavía no se permite participar a las mujeres. En el siglo XIX aparecen los partidos políticos y se introduce al voto secreto.
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Ya el siglo XX, con sus guerras mundiales y depresiones económicas acabo con las monarquías o las debilitó lo suficiente para permitir que la democracia se fuese extendiendo por todo el mundo e incluyendo al resto de colectivos todavía apartados del voto, como las mujeres o los pobres no propietarios.
Pero a partir de aquí las cosas se complican, ya somos muchísima más gente de los que eran en Atenas y las polis de la antigüedad y si bien la democracia se ha vuelto más universal y participativa, hemos perdido para siempre la posibilidad de una democracia directa.
En el modelo actual estamos abocados a confiar en un grupo bajo unas siglas genéricas, cuyos representantes no solo no conocemos, sino que ellos a nosotros tampoco nos conocen de nada, en el más estricto sentido del término.
Por todo esto no os tengo que decir que las democracias cada vez se vuelven más injustas y cada vez se alejan más de lo que el pueblo realmente desea hasta llegar al punto de ser, en la actualidad, el sistema de gobierno “menos malo” que conocemos y realmente lo único que nos garantiza esta forma de democracia es que “nunca tendremos un gobierno mejor del que merecemos”.
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Democracia Líquida
La democracia directa desarrollada en las polis griegas no pudo prosperar, entre otras cosas, porque solo funciona con grupos relativamente pequeños de población, donde las asambleas pueden organizarse y manejarse de forma satisfactoria. Con las ingentes cantidades de personas que pueblan las modernas polis podría parecer que es inviable la mejora de del sistema.
Pero una vez mas las nuevas tecnologías nos van a salvar el ojete, es este caso blockchain, no solo para aplicar la democracia directa sino para mejorarla. Esto se puede conseguir con la democracia líquida.
Según Wikipedia “La democracia líquida o democracia delegativa revocable es una forma de democracia directa que incluye la posibilidad de delegación de voto revocable de forma instantánea, de ahí su liquidez”
La parte de democracia directa queda clara, cada uno de los ciudadanos puede de decidir sobre cada una de las cuestiones de estado a través de internet pero además, la parte líquida de la democracia la proporciona el hecho de poder delegar nuestro voto a otro ciudadano de nuestra confianza para temas en los que no somos expertos.
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Si, por ejemplo, se trata de una decisión entorno a un tema de urbanismo, economía o cualquier otro que por su complejidad no está cerca del ciudadano medio, no tenemos porqué fiarnos de los guaperas que salen en los carteles, simplemente delegamos el voto en aquél amigo experto en cuyo criterio confiamos y solo para esa consulta.
Esta democracia líquida puede estar perfectamente basada en blockchain, cada uno de los ciudadanos tendría una identificación única electrónica y a través de una cadena de bloques se podría participar en todas las cuestiones que requiriesen nuestra consulta.
Con la misma herramienta se podría delegar el voto de manera similar a como delegamos nuestro steem power en Steemit y podríamos elegir a nuestros representantes mediante un proceso de votación como se hace con los witness.
En realidad todo esto ya está en marcha a través de proyectos como democracy.earth y su Social Smart Contract que os animo a visitar en los enlaces que os dejo más abajo.
Con todo esto, quién sabe si en un futuro no muy lejano veremos desaparecer a toda esa panda de buitres interesados y consigamos un verdadero gobierno de todos para todos.
Amén
http://www.democracialiquida.org/
https://www.democracy.earth/
https://www.youtube.com/watch?time_continue=327&v=nBxauY1f36A
muy informativo, me encanta!
Y viable.
Gracias por comentar
Saludos @mauromar bastante interesante, excelente post, hay que seguir de cerca este tipo de proyectos para estar al día y participar en ellos, quien sabe y pase lo que expresas y podamos desprendernos de estos gobiernos que de seguir así acabaran con nosotros.
Seguro que sí, y mucho antes de lo que ellos se esperan esperan. ;)