Cuando una persona diagnosticada con una enfermedad incurable, recibe la noticia de parte del médico; tiende a tener sentimientos encontrados, como fue el caso de una amiga en meses pasados. Ella me relataba como se había sentido en ese momento, diciéndome que era como si hubiera chocado contra una pared y se golpeara la cabeza; luego pudo sentir como la cubrió (literalmente hablando) el frió de la muerte y el miedo la embargo en ese momento.
Si analizamos cada historia o testimonio de personas, que han pasado por situaciones parecidas en cuanto a pensar que iban a morir, podemos detectar que existe un común denominador y es el miedo o temor a la muerte. Todo esto viene dado, porque como seres creados por Dios, fuimos hechos para vivir, para disfrutar de todo lo creado por El y alcanzar la salvación de Jesucristo.
Cada instante que servimos al Dios vivo, nos da una seguridad de que El está a nuestro lado y que nos da la fortaleza, aun para luchar contra la misma muerte y salir victoriosos. Es así como he podido, igualmente, escuchar el final del testimonio de mi amiga, cuando me aseguraba que el miedo que sintió de poder morir fue suplantado por una paz dada por el mismo Dios ,a través de la fe que ella tiene por El y la confianza depositada en cada promesa hecha a cada uno de nosotros.
Autora:
@mateo2122
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