si emprendemos partiendo de nuestros ideales distorsionados, llenos de ilusiones lo mas probable es que ese proyecto ni siquiera inicie, la realidad es quien nos devolvera la inversion, no nuestras añoranzas
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En realidad, @marynes5, en el artículo se hace énfasis en que debe haber un punto medio entre la objetividad y el optimismo; no se debe dejar de ver la realidad; pero tampoco ponerte en plan pesimista total. Porque si analizamos bien; todo emprendimiento conlleva una posible oportunidad de éxito o un posible riesgo de fracaso, y según como lo mires, puede que nunca te decidas a pasar a la acción, lo que puede a su vez hacer que pierdas oportunidades de éxito que podías haber aprovechado. En fin, una cosa son las añoranzas y otra cosa es tener un sano optimismo que no nuble tu visión de la realidad de las cosas. Un saludo.