Son preciosos, dan ganas de ponérselos y salir de paseo, y no te imagino vigilando gusanos de seda en tu niñez, eso suena muy bonito.
Son preciosos, dan ganas de ponérselos y salir de paseo, y no te imagino vigilando gusanos de seda en tu niñez, eso suena muy bonito.
Jajaja y hacíamos trastadas con ellos. Los cogíamos con la mano y nos los poniamos por encima. Una vez, haciendo una ruindad, le metí unos cuantos en el cajón de la ropa de mi hermana, para que se asustara. Travesuras de niño....
También me acuerdo de que cuando las mariposas salían de los capullos, le poníamos un paño y ellas dejaban sus huevos pegados a él, comenzando de nuevo el ciclo.
Tiempos aquellos... un abrazo 🤗
Bonito recordar :)