Hace unos días vi, la muy mencionada película animada, Loving Vincent (Reino Unido/Polonia, 2017), dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman. Esta superproducción, ciertamente, hace un despliegue de técnicas de animación realmente llamativas que intentan meternos en la obra del artista Vincent van Gogh. La magnificencia de las imágenes, que nacen de las conocidas obras del autor holandés, atrapa al espectador amante del color y de las formas ondulantes. Sin embargo, la película no da más que belleza visual, 90 minutos de pinturas puestas en movimiento no logran tocar el espíritu, tal como lo logra tan sólo una pintura de van Gogh.
¿Qué le falta a este film plagado de color, movimiento y textura? ¿Por qué al terminar de verlo solo queda un gran aburrimiento y un extraño desasociego? Parece ser, por una parte, que la forma domina sobre el concepto que se quiere transmitir, hay muchas técnicas que entran en juego, pero es bien sabido que no basta la técnica para lograr la creación de un objeto artístico que trascienda y que logre cautivar al espectador. La trama que se teje en torno a las obras y a la muerte del pintor carece de profundidad, de verosimilitud y, más aún, carece de espíritu; no nos dice mucho. Por otra parte, la película, a pesar de su despliegue estético nada tiene que ver con lo que el genio holandés logró crear con su obra y, si se quiere, con su vida. Una vida entregada al arte, una obra visceral que nace de vivir en una continua creación y en la que se trasluce, de forma genuina, la búsqueda de la redención. Así lo expresa el mismo Vincet en una de sus famosas cartas a su hermano Theo:
"Wasmes, junio de 1879:
No conozco mejor definición de la palabra arte que ésta: «El arte es el hombre agregado a la naturaleza»; la naturaleza, la realidad, la verdad, pero con un significado, con una concepción, con un carácter, que el artista hace resaltar, y a los cuales da expresión, «que redime», que desenreda, libera, ilumina.
Un cuadro de Mauve o de Maris o de Israels dice más y más claramente que la misma naturaleza".
De manera que, precisamente, es la ausencia de un significado que ilumine lo que decepciona al observador atento de Loving Vincent... Sólo queda decir que para que una creación llegue a trascender necesita algo más que belleza. A pesar de eso, recomiendo verla, tal vez una sola vez... luego, seguramente esta película caerá en el olvido.
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