Hoy según la tradición, se celebra el día internacional de las madres, pero en esta ocasión no tengo algo resaltante que darle a la mía, más que estas palabras que muy sinceramente le dedico.
Siempre has sido tu quien a pesar de mi comportamiento, has estado de manera incondicional apoyando mis acciones o por lo menos soportando mis estados de ánimo variantes. En muchas ocasiones he dicho cosas muy hirientes, que quizás por un momento de rabia o amargura, salen de mi boca sin medir el daño que causan en ti, pero que siempre a los pocos minutos de eso, termino con un sentimiento de culpa impresionante. Eres contundente en tu manera de actuar, tienes un carácter difícil, y pues en eso me parezco a ti.
Se que ya has tenido demasiada paciencia conmigo, que siempre trato como de llevarte la contrario, exigiendo una individualidad que no tiene ningún sentido, porque ese mismo comportamiento que muestro es el que me hace sentir alejado de ti. Sé que no me he portado como un buen hijo, y en ocasiones, hasta he cometido la barbaridad de decir que no eres buena madre, cosa que me pesa, porque a lo mejor tú no recuerdas cada uno de esos momentos, pero yo los tengo muy en mi mente dándome vueltas. Pero no he podido estar más equivocado, pues insisto en decir que el culpable he sido yo, no te arrepientas de ninguna de tus acciones para conmigo, lo has hecho para hacerme ir por el camino correcto, y aunque hay cosas en la que diferimos, eso no es impedimento para quererte como tú lo has hecho desde que me trajiste al mundo.
También sé que no he tenido el éxito de lograr grandes cosas como tú has querido que lo haga, pero no es que no lo haya logrado, es que AUN no lo he logrado. Tu misma me enseñaste que es de cobardes rendirse y aquí sigo, porque algún día lograre esa felicidad que tú siempre has deseado para mí. Sé que no he sido un hijo fácil de querer, que me he portado mal, que no siempre demuestro lo que me sucede y que me he portado apático a cada intento que has hecho por incluirme en algún momento de felicidad o logro.
Pero no es que no quiera demostrarlo, pero la emoción que eso me causa es bastante grande, y de la emoción me da es por llorar, y eso es justo lo que trato de evitar, pues desde que tengo uso de razón usted me ha dicho: “no llores porque los hombres no lloran”. Jejeje..
También me has comentado que te sientes culpable de mis fracasos, pero no podrías estar más equivocada, ya que gracias a tu apoyo es que he logrado alcanzar mis escasas metas, y eso vale demasiado. No puedo pedirte más paciencia, te has portado como una guerrera y yo quisiera ser la mitad de grande de lo que tú eres como persona.
No he sido tampoco un buen hijo, porque a lo mejor no he hecho que te sientas orgullosa de mi, con la frente en alto, pero sin embargo, las cosas que comentas de mi a los demás son hazañas gigantescas, y sé que crees que no lo sé, pero al final sé que si lo estas, aunque no merezca tanto.
No existen palabras suficientes para expresar lo agradecido que estoy contigo, esa deuda es eterna, hoy quizás no tengo nada para regalarte, pero mi futuro éxito es por y para ti, no porque me lo hayas pedido, sino porque te lo mereces.
Gracias mil, te quiero en demasía, Mamá.