Interesante artículo, evidentemente somos únicos pero tenemos la necesidad de interrelacionarnos con nuestro entorno y sobre todo con nuestros semejantes la vida es una constante red, podemos proyectarnos una vida solos, de repente nos ira bien pero en algun momento determinado tendremos que vivir en conjunto con alguien más, allí entra la conciencia de que somos iguales a otros, normalmente buscaremos el apoyo que necesitamos en alguien que aparente ser lo mismo que nosotros vemos de nuestra persona (aunque no sea verdad).

Después tenemos familia, ahí todo el mundo redirige a una formación por igual, pero los hijos se desarrollan de acuerdo a su mentalidad y propósitos, en esta etapa nos damos cuenta que nuestra pareja (si sigue una relación estable) es nuestro complemento y no era una copia de nosotros, un ser igual o simplemente nuestra "media naranja" sino que era nuestra cabeza extra, nuestra matriz de opiniones y nuestro "engranaje faltante".