Hoy me senté y mire a mi alrededor, cosa que hago de vez en cuando, se me olvido que estabas ahí, se me olvido el privilegio que tengo de verte, aunque sea una parte de ti. A pesar de que estas un poco lejos, te veo como si estuvieras cerca de mí.

No sé si lo he dicho antes, pero tu grandeza y tu fondo me trasmite esa tranquilidad que tanto me hace falta en tiempos turbulentos, donde la vida pasa por el carril rápido. Observo detalladamente cuando te dejas ver a plenitud sin ese cielo nublado que solo provoca tristeza y pensamientos que quisiera sepultar 7 metros bajo tierra.    

Este momento conmigo me hace ver de lo que me pierdo, producto de tener la cabeza ocupada en pensamientos y obligaciones que solo generan estrés. Hay tanto silencio que oigo el sonido de los pájaros, sonido que sinceramente se me había olvidado. Siento una paz que me libera y me ayuda reflexionar sobre distintas situaciones que por mala suerte y juicio me han tocado.

Al parecer siempre termino hablando de cómo me siento, es algo que me sale tan natural, tal vez, es la frustración por no obtener resultados, a pesar de que me he mantenido consecuente con mis principios, que es de lo poco que me queda, por lo cual, debo protegerlo como un gran tesoro que brilla más que el oro.    

Soy de esos que me gusta observar más que hablar, incluso dicha forma de actuar, hacen que me califiquen de ASOCIAL. Probablemente tengan razón en esa opinión que fundamentada o no, es lo que soy. Ojalá la vida me permita seguirte viendo.  

Quiero darte el protagonismo a ti, que siempre estás ahí y que cuando necesito calma solo me basta con sentarme y mirarte fijamente. Creo que ahí está la paz que tanto deseo en este momento, donde el cansancio se apodera de mi cuerpo.  

Cuerpo devastado por la depresión y por el poco amor a mí mismo ¿Te diste cuenta? No dejo de hundirme con pensamientos nada gratos. Solo me queda el consuelo de que estoy vivo y que mientras lo este, tengo la oportunidad de ser feliz nuevamente, esa felicidad que creo haber perdido hace un tiempo sin haberme dado cuenta.  

Tuve que tropezarme mil veces con la misma piedra, para salir de ese mundo que me atormentaba y en definitiva alejarme de personas que el único bien que me han hecho, es que ya no las tengo cerca.   

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