Dedicado en especial a esos besos de mediodía,
esos que te devuelven la luz,
Cuando estas en medio de las tinieblas.
Los minutos incesantes del artilugio de madera colgando en la pared, transcurrían sin parar y molestaban de manera extrema a Adriana, quien tenía los nervios de punta.
Adriana no sabía con exactitud qué era lo que la ponía más nerviosa en aquella sala de espera o si al fin y al cabo estaba nerviosa por todos los factores que implicaban el hecho de estar ahí.
No sabía si era el reloj que anunciaba con su ensordecedor “tic tac”, las 11:35 a.m. recordándole que se hacía tarde para su metódica rutina de almorzar a las 12:00 p.m. o si era porque todo en aquel lugar estaba igual, era como si el tiempo no hubiera transcurrido, aquella sala amarilla, perduraba en el tiempo.
Por más que Adriana, visualizaba la habitación de color amarillo, no encontraba diferencia alguna, en comparación con la última vez que había estado allí. Los grandes ventanales, los muebles viejos y el desagradable olor a cigarrillo… todo era tan frustrante, ella envejecía, pero ese lugar se había vuelto inmarcesible.
Los nervios de Adriana podrían deberse a todo el tiempo que llevaba sin socializar, estando en su casa, rodeada de su profunda depresión. Pero sin duda alguna, parte de ese nerviosismo, era ocasionado por el hecho que volvería a ver a su psiquiatra, a quien no había visto en más de 10 años.
Ante la cara de asombro de Alonso, su psiquiatra, tras confesarle que estaba enamorada de él; Adriana había salido corriendo del consultorio, sin mirar atrás y con la profunda pena de haber revelado su secreto en vano.
Con el transcurrir de los años, Adriana había frecuentado diversas consultas con reconocidos psicólogos y psiquiatras, pero nadie le inspiraba el mismo solaz y tranquilidad que le producía acudir a terapia con Alonso.
El reloj marcaba las 12:10 p.m. cuando la gran puerta de madera se abrió y salió el paciente que estaba dentro. Era la hora de pasar al interior del consultorio, había llegado la hora de aceptar su realidad. Entonces se levantó del gran mueble, respiró profundo, caminó decidida por el pasillo y atravesó el umbral.
Estando dentro del consultorio lo primero que visualizó fue a Alonso, clavado en su block de anotaciones. Con delicadeza atravesó la habitación y se sentó en el gran diván.
Alonso extrañado por el sumo silencio de la habitación y el misterio de quien había entrado, rápidamente alzó la vista del cuaderno de anotaciones, y se quedó sin palabras…
– ¡Hola, Doctor! Tiempo sin verlo. Se ve muy bien – dijo Adriana sin titubear y con una sonrisa en el rostro
– ¡Guao! No sé cómo reaccionar a esta consulta inesperada. Fueron tantos los años, en los que esperé que vinieras, que ya hasta se me olvidó lo que quería decirte.
– Hasta ahora entiendo lo que pasó en aquella época, nada tenía sentido, doctor. Yo era su paciente, además estaba en juego la ética médica. Lo cierto es que usted es el mejor psiquiatra que he tenido y quiero volver a ser su paciente, claro si usted lo acepta. En mi vida, las cosas van de mal a peor – dijo Adriana con profunda sinceridad y pena en aquellas palabras que salían de su boca, mientras se recostaba en el viejo diván y cerraba los ojos para evitar mirar el entorno.
– Siempre tan… precisa, Adriana – dijo Alonso a modo pensativo
– Quiero disculparme con usted, Doctor, aunque mis sentimientos eran verdaderos, jamás debí ponerlo en esa situación – Adriana tenía la respiración entrecortada y el corazón le latía rápidamente. Aun sentía algo por él y nada de lo que decía era fácil para ella, pero estaba consiente que debía hacerlo – las cosas se me salieron de las manos y por vergüenza no quise regresar, sabia perfectamen…
Los labios de Alonso habían interrumpido sus palabras ¿realmente esto estaba pasando? ¿Qué estaba ocurriendo? Adriana no estaba convencida de la escena, pero quería disfrutar del momento, respondió al beso de aquellos suaves labios.
Para Adriana todo se sentía muy extraño, el aire estaba más denso, el corazón le latía a una velocidad tal, que parecía que iba a explotar. Sintió cuando Alonso bajaba lentamente por su cuello en un cumulo de besos insaciables, Adriana quería dejarse llevar por la emoción, pero sintió que era su responsabilidad todo lo que estaba pasando, por lo que dijo suavemente al oído de su compañero:
– Alonso, no es que no quiera que esto pase, pero tampoco quiero que te sientas comprometido a hacer nada de lo que te sientas… – el doctor la interrumpió.
– Adriana, he pensado en ti durante los últimos 10 años, jamás creí cierta tu declaración por como saliste corriendo de acá, en medio de la lluvia un 9 de marzo, sin embargo, mi asombro de entonces, era porque muy ajeno a la ética médica y todos los tecnicismos, yo también estaba enamorado de ti… – dijo Alonso en un delicado aliento, aferrándose a ella en un abrazo sin final.
Esas fueron las palabras precisas, para que cualquier represión de parte de ambos se inhibiera, y la situación dentro del consultorio subiera de tono.
Las manos de Adriana no habían tocado a nadie en muchos años, no obstante, para Alonso las caricias de ella, eran perfectas. Besos por doquier inundaron a la pareja.
Alonso recorría con la punta de su lengua los senos de Adriana, quien se dejaba llevar por la pasión desmedida que había guardado en su interior. Adriana besaba la comisura de los labios de Alonso, y él explorada su espalda con suaves caricias.
Se quitaron la ropa poco a poco, deleitando a la vista con su desnudez. La piel se les erizaba con cada roce, sus sentidos se dilataban, tenían sensible el alma misma. Se besaron cada parte del cuerpo, como si la vida se les fuera a acabar, se entregaron en totalidad.
Alonso entró con pasión en el cuerpo de Adriana, y los instintos se hicieron dueños de la acciones siguientes, Alonso se escapaba del mundo a un lugar de placer lejano, mientras que Adriana reprimía un grito que subía por su garganta… esa consulta fue especial.
Entonces, Alonso, se dejó caer a un lado de Adriana, quien estaba exaltada, comenzó a mirar con detenimiento el cuerpo desnudo de esa mujer de ojos cafés, era completamente hermosa.
– Adriana, no quiero ser tu terapeuta… si me lo permites, quiero ser tu acompañante de vida, mientras el mundo exista – dijo Alonso con convicción¬ – quiero acompañarte en tu mundo, prometo que superarás cualquier cosa que te aqueje, yo estaré aquí para ti
Adriana no pronunció palabra alguna, pero lo besó con intensidad, aceptándolo en su vida, sin ningún tipo de limitación.
Los problemas de Adriana no se disiparon de la noche a la mañana, pero desde ese día, Alonso estuvo a su lado para acompañarla en sus triunfos y en sus silencios, llenando sus días de pasión y amor.
Autor: @LizDeLuca
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Muy bien logrado, bella. Saludos.
¡Gracias! Me emociona un comentario de un autor como tu.
Bien logrado tu relato... supe de él por Steemit Venezuela... Yo también escribo, ojalá te animes a visitar mi blog...
¡Gracias! Yo me pasè por tu perfil y me gusta mucho. Tu poema fue excelente.
Yo tambien te sigo y cuentas con mis votos.
Usted ha recibido un upvote por la comunidad @inteligentzia y su TRAIL de curadores ya que consideramos su post de información útil y de relevancia creativa.
Si quieres saber más del proyecto aquí te dejamos nuestro post introductorio
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¡Gracias por votar! me encanta la inciativa que tienen con su proyecto de @inteligentzia.
Agradecida y encantada de pertenecer a su trail.
Excelente relato. Cuántas cosas pudiese saber uno si las personas cercanas dejaran de reprimir sus expresiones o se permitiesen, como esta pareja, sentir lo que el otro pueda ofrecer, pese a los posibles temores presentes.
Amigo, creo que a modo general, en la vida misma, si no nos reprimieramos constatemente llegariamos mas lejos en todos los aspectos.
Muy bueno tu post pero Según lo comenta en su libro “Raras Costumbres “ William Fielding, del noviazgo y matrimonio, el beso boca a boca parece haber sido una costumbre reciente en el mundo occidental y sele desconocía en muchos sitios del mundo.
Mi último post: https://steemit.com/steempresssaludspanishcervantescrecev/@reymun/elcambur-s3iw3832l7
Amigo, mi relato esta basado en la actualidad, donde las personas se besan en la boca de manera normal, sin embargo es muy buen dato. ¡Gracias!
En otra nota, su post sobre el cambur esta excelente no sabia que el consumirlos fuera tan beneficioso.
Interesante, aunque podía ser previsible, no lo fue, la secuencia me gusto. Buen post Buen relato.-
¡Gracias! me alegra que te haya gustado.