Lo fascinante de ti es que eres fascinante hasta el infinito.
Cada cosa que dices, con esos ojos brillando extasiados, emocionados por tantos cosas que anhelas hacer, y harás.
Proyectos, metas y deseos. Nada más sensual que eso.
Y yo sólo te observó charlar, te miro y te admiro en cada palabra que sale de esa boca que desearía estar besando.
Porque podría hacerlo. Podría besarte hasta cansarme y luego volverte a besar. Podría morderte los labios y luego acariciarlos con los míos, como si bailaran, como si danzaran en silencio. Y podría besarte el cuello, cálido, con ese aroma de ti que tanto me encanta y que me lleva a lugares que no suelo recurrir. También podría abrazarte, abrazarte y darme cuenta que tu cuerpo puede cubrirme por completo, tú; tan fuerte, con tu pecho fuerte y tus brazos fuertes sosteniéndome, y yo; tan delgada, frágil, dejando que me sostuvieras, en una sola danza que sólo tú y yo conoceríamos. Podría recorrerte por completo, contar con mis dedos todos los lunares que contiene tu cuerpo para crear en él una nueva constelación, y luego otra vez, volver a empezar, y así. Toda la noche, de todas las noches que quedan por venir, bajo esas sábanas blancas que serían testigos de lo ocurrido, hasta que se asome el primer rayo de sol por las persianas de la habitación, y pueda verte dormir plácido, calmado, sereno. Ver tu respiración suave, tranquila. Tu rostro sumido en un sueño mientras me abrazas y puedo sentir como esos brazos fuertes que tanto deseé se convirtieron en la mejor cobija que pude haber tenido; donde no exista el frío, sino el calor que sólo tú puedes darme.
Sólo para darme cuenta que no estoy en ese cuarto y que esos brazos que me abrazaban no son más que un espejismo fugaz, un sueño efímero. Que no estoy besándote. Que estoy viéndote, pero no dormir a mi lado, acoplado a mí, sino charlar en esta diminuta mesa que cada vez se vuelve más amplia y me aleja de ti. Con éstos cafés ardiendo sobre ella, tú hablas y hablas, y yo viajo a otro universo paralelo.
Hablas de tus metas y deseos, mientras yo en mis adentros, te deseo a ti.
al igual que el texto mismo, son de mi autoría.
Justamente había echado una ojeada a este relato antes de que me avisaras. Me dije que debía regresar a leerlo y me perdí un poquito entre mil cosas pedientes. Me gustó, sobre todo el final; creo que, al igual que yo, tienes esa caracterísitca literaria de escribir finales potentes. Hay que tener ciudado con la redacción e intentar no repetir palabras en las líneas, para que luzca más tu escrito. No dejes de escribir, me gusta tu estilo <3 :) Abrazo.
Wao, que relato tan, pero tan hermoso. Tienes muchisimo talento al escribir, me gustó cada línea que redactaste, ya que lo hiciste con un sentimiento que hasta desde este lado de la pantalla lo pude notar.
Un abrazo y un saludo para ti Leonelis, sigue escribiendo espero leerte pronto.
Es una buena prosa poética, esto pasa cuando uno escribe cuentos, tenemos la costumbre de mostrar una historia, aunque hay mucho de poesía, pero tambien de texto explicativo y la poesía es más sugerente, de hecho me gusto mucho la forma de presentar la soledad, y debes cuidarte del adjetivo, sigue adelante, seguiré leyendote.