El hijo de la puta que canta - Parte I

in #spanish7 years ago

Capítulo I “sitios donde no se puede amar”

Basado en la película "Incendies (2010)"

¿Qué sentimientos tiene una mujer al saber que está embarazada? Seguramente serán los más hermosos de este mundo. La incertidumbre de conocer el sexo de esa criatura que llevas en el vientre, pensar en el futuro y preguntarse ¿Dónde va a estudiar?,  ¿Qué profesión ejercerá?, ¿Le gustaran las fiestas o preferirá estar en casa? No saber a ciencia cierta si tendrás un parto natural o te harán una cesárea. Eso, eso debe ser maravilloso. Pero, en mi caso no es así. 

Soy Nawal Marwan. Soy cristiana, tengo unos veinte y tantos años,  y al enterarme de que estaba embarazada, en vez de celebrar el milagro de que traeré un bebé a este mundo. Enluté. El amor de mi vida y el padre de esta personita que llevo en mi vientre, está muerto.  La noticia de que seré mamá enlutó mi mundo y todo por el simple hecho de que él era musulmán. Esta maldita guerra nos va a acabar ¿Cómo podemos matar en nombre de un Dios? 

Mi hermano Nicolás—Si es que aún puede decirle así —, asesino frente a mí a la persona con la que deseaba pasar el resto de mi vida, al padre de mi hijo o hija, todavía no sabía, en ese momento, qué seria. El recuerdo de ese día aún me hace despertar en las noches.



Mi abuela, me hizo prometerle que luego de traer al mundo a mi bebé tendría que darlo en adopción, mientras que yo me vendría a estudiar a la universidad. Cumplí, sé que no hice bien, pero cumplí. Pero, de la misma forma que juré a mi abuela que vendría, también le prometí a mi niño —sí, fue varón— que no descansaría hasta encontrarlo.

Tenía que identificarlo de alguna forma, si no encontrarlo iba a ser imposible. Para eso al nacer, lo marque. Le puse tres puntos negros un poco más arriba de su talón. Nadie más en este mundo puede tener esas marcas, solo mi hijo.

***

Aunque más adelante, Nawal, desearía que esas marcas hubieren sido de otra persona más.

***

Siempre pienso en que no pude amamantarlo,  en  que no le di las buenas  noches, me martiriza no saber que le gusta comer, en fin, de no saber nada de él. Pero, hoy, por fin se acabaran mis dudas,  huiré de la universidad e iré a encontrarlo  y seremos muy felices.

***

Poco después Nawal, esa joven ambiciosa, perseverante, luchadora, creyente, respetuosa, pero en especial una mujer de palabra; se enteraría de una noticia, que la haría caer. Así como cayó Cristo 3 veces con la cruz. El orfanato donde había dejado a su hijo estaba desbastado, un grupo de cristianos rebeldes atacaron el edificio por albergar a niños musulmanes. La mujer se rompió, si todo lo que había pasado en toda su vida no la había roto, pues esa noticia la hizo quebrarse en mil pedazos. 

***

Hijo mío, no sé dónde estés,  pero nada de lo que paso es tu culpa. Tú no elegiste ser hijo de un musulmán y una cristiana, tú no escogiste nacer en medio de esta guerra sin sentido. Esto es mi culpa, yo soy la razón de tu muerte, pero tranquilo, mi bebé, pronto nos encontraremos en otra vida. Allí seremos felices tú, tu padre y yo. Mamá se quedará un poco más aquí, en la putrefacta tierra, y les prometo vengarlos.   

Jamás he sido y jamás seré una malqueda. Si ellos o nosotros —ya no sé bien quien lo hace — matan en nombre de Dios, yo lo haré, pero en nombre de mi familia.