Cerbero era un perrito, fiel como ninguno,
Blanco y peludito, y con rasgos lobunos.
Iba por primera vez a la escuela de animales,
Pero tenía miedo de no encontrar iguales.
Se escondió tras unos libros que llevaba entre sus patas,
Pero vino un lobo malo y los lanzó entre las matas.
Cerbero se aterró y comenzó a chillar muy fuerte
Y sin querer atrajo una gran cantidad de gente.
Todos se burlaban porque era nuevo y llorón,
Y el lobo malo farfullaba para hacerlo sentir peor.
Cerbero corrió a casa y se prometió que no sabrían
Al día siguiente que era él, el perrito que gemía.
Se puso ropa de cuero, botas negras combinadas,
Unas pulseras con púas y endureció su mirada.
Llegó a la escuela de nuevo, pero al siguiente día,
Y buscó al lobo malvado que de él tanto se reía.
“¡Hey, tú, Lobo sin oficio!
Ponte frente a mí a ver cuál es el juicio.
Eres feo y maloliente, deberías darte un baño,
¿No ves acaso que la gente, se te aleja por el daño?”
A lo que el lobo, herido, respondió sin atraso:
“¿quién eres tú para atreverte a dar siquiera este paso?”
Y Cerbero, con rabieta, le explicó, tenue y peligroso:
“El que es, de ahora en adelante, responsable de tus sollozos”
Y plam, plum, cataplum.
Cerbero le tumbó los dientes al lobo
Y dejó al pobre en el suelo, tiritando como un bobo.
Todos en la escuela, ahora le tenían terror,
Eso le pasa a Cerbero al convertirse en malhechor.
Porque si quieres amigos, tendrás que comprender
Que tienes que ser tú mismo y dejar de suponer
Que si cambias lo que eres alguien te va a querer.
Porque si no te quieres tú, ¿quién lo va a poder hacer?
Me agradó tu publicación. La leí en voz alta para que mis compañeros de oficina supieran sobre que estaba leyendo ;)
Saludos.
Gracias. Me alegra mucho que te agrade. Saludos.
Yo no escuche...