En mi humilde opinión, Marcel Proust es el mejor escritor que ha existido. No solo digo esto por el detalle de su narrativa, que es por lo que más se le recuerda; hablo del hecho que sus novelas representan, más que ficciones, una filosofía de vida. En su novela “En busca del tiempo perdido” el protagonista busca el significado de la vida en tres posibles causas: éxito social, amor o arte. A lo largo de 12 libros el narrador las explora, y fallando en las dos primeras, descubre que el significado de la vida yace en la tercera; la percepción, la expresión y los placeres simples (Algo muy Francés para mi gusto, pero bueno, hay vino de por medio).
En el primer volumen de “En busca del tiempo perdido” el protagonista se enamora perdidamente de una muchacha, Albertine, y piensa que el amor tiene que ser el propósito de la vida. Cuando finalmente puede consumar su amor con un beso, se asombra al sentirse incómodo, pero se miente a sí mismo pensando que se sintió bien. Mientras el protagonista se familiariza con Albertine, la llega a conocer y se da cuenta que son dos personas completamente distintas. La conclusión es que buscar un propósito de vida en el amor no funciona, ya que es imposible que otra persona pueda comprender, enteramente, a otra persona. Por esto, Proust busca en otro lado el significado de la vida.
El narrador, entonces, conoce al duque y a la Duquesa de Guermantes. Se hace amigo de éstos personajes, y por pura carisma, entra en su círculo social. Las fiestas son tan llamativas que, por un momento, el protagonista piensa que el significado de la vida debe yacer en la superación social. Todo esto pasa hasta que, durante una cena, se da cuenta que el duque es cobarde e hipócrita y que la duquesa es tonta y aburrida. Por más llamativo que el éxito social en forma de fiestas, amistades y estatus sea, nada de esto es en verdad relevante, porque todos las personas son, de alguna manera u otra, desagradables.
Finalmente el narrador descubre el significado de la vida al tiempo que toma una taza de té. Ésta bebida, la misma que tomaba con su tía cuando niño, dispara su memoria involuntaria y en un segundo la nostalgia por su niñez lo llena de agradecimiento; es entonces que encuentra lo que buscaba. La percepción que Proust plasma en su novela está ligada a la nostalgia, ya que después de éste recuerdo involuntario, el protagonista busca experiencias similares a través de la percepción aguda de su entorno. Ésta habilidad de inducir estados positivos de ánimo a través de la aprehensión de nuestro entorno, se define como arte.
La misión de Proust es más importante que entretenernos con sus novelas, ya que su trabajo trasciende su género, y nos vende una fórmula para disfrutar la vida. El arte, según su trabajo, es el propósito más noble que puede existir, ya que está por encima del romance, o del éxito social. La gran ventaja de éste propósito, es que cualquier persona tiene a su disposición los medios necesarios para llevarlo a cabo, ya que para lograrlo, solo se necesita un poco de atención y un buen entorno.
no lo habia escuchado y voy a ver si lo leo gracias por compartir la informacion