Es un nuevo dia, voy en uno de los vagones que lleva un tren con descuido, donde hay personas que buscan llegar inconformes a sus destino tratando de encontrar algo diferente en sus vidas, algo que valga la pena recordar así como la noche que disfruté horas antes de rodearme de tantos seres desorientados.
Tras el compartir con el pasado, dándole varios toques de presente fueron surgiendo distintas situaciones que mejoraban una tras otra, ella con su sonrisa inocente no hace mas que desorganizar cada punto que tengo. Mientras los tragos continuaban, las confesiones iban a la par, un beso y una idea, un beso y un sueño, un beso y una historia nueva, asi iba siendo el deleite para mis adentros donde escucharla sólo seguía tocando teclas precisas que me ponían en el mismo ritmo de su canción, una que quiero bailar sin descanso, pues no veo la manera en que pueda cansarme de semejante obra de arte. El licor que ponía a todos más alegres sencillamente se agotó asi cual recurso limitado, pero no sucedió lo mismo con el puente que se creo entre ella y yo, que cada vez era más estrecho: la cercanía entre ambos aumentaba.
Extendida la noche acariciaba más mi alma, utilizando uno de sus recursos favoritos, esos besos con los que me aleja la atención del entorno llegando hasta tal punto que mientras voy en este vagon sucio aún siento sus besos, como si estuviese aqui y se me olvida incluso cual será la proxima estación. Ya en la oscuridad continuaba cada entrega, con una pasión que iba in crescendo, amo como paseaba sus manos delicadas por mi rostro, como si buscara memorizarlo en medio de la penumbra o si tratara de dejar sus huellas en mí, la verdad creo que conseguía ambas porque cada vez recorría una parte distinta, supongo que habrá notado mi sonrisa porque se detenía allí por momentos, no la veía pero sabía que ella también sonreía, sólo su respiración era un sonido reconocido por mis odios, esa respiración que me llamaba más y más.
En medio de tantas emociones que florecen como girasoles, surgen las preocupaciones sobre lo que pueda pasar, quiza dudas o el cognitar que ya se está a punto de saltar y se quiere tener la certeza de que el paracaídas abrirá. Un abrazo y un beso bastan para saber que se podrá caer desde la estratosfera y sin recibir rasguño alguno.
Y asi volvemos a mi viaje en tren, en un lugar que no esta fijo. Creo que voy a casa, pero mi hogar se quedó en sus brazos. Lo mejor de todo, es que volveré pronto, y seguro ese hogar crecerá.
Hablamos luego, esta es mi estación.