Tema candente y espinoso en donde los haya, del agrado de muchos y el desprecio de otros. Hablar de videojuegos hoy en día es hablar en parte de los famosos DLC.
Francisco de Quevedo dijo una vez “Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, condenamos el futuro sin conocerlo”, en parte el afamado escritor tenía razón si lo tomamos en cuenta en algunos aspectos de hoy en día pero en el mundo de los videojuegos esa frase no ha llegado a cuajar y desgraciadamente somos muchos los que renegamos lo que el “progreso” en los videojuegos nos trae aferrándonos al pasado.
Antes de entrar de lleno en lo bueno y lo malo de los DLC, hay que echar una mirada atrás para recordar sus raíces y su recorrido hasta el día de hoy.
El término DLC (Downloadable Content, en español: contenido descargable) alude a un contenido digital que es distribuido a través de internet siendo un depósito de datos creados específicamente para un videojuego. Entre el contenido que podemos encontrar en los DLC están en algunos casos la implementación de nuevos personajes, mapas, escenarios, historia, trajes y códigos de liberación de contenido ya existente en el juego y que se encuentra capado.
Los primeros en incluir los DLC en el mundo de los videojuegos fue SEGA con su videoconsola Dreamcast. Fue el primer adentramiento a un terreno que verdaderamente no se sabía si tendría futuro ya que todo dependía de la conexión de aquel entonces y otros factores de la consola.
La competencia al poco tiempo quiso subirse al carro pero no fue hasta la salida de Xbox que los DLC se convertirían en una verdadera realidad habiendo grandes títulos como Halo 2 que ya tenían a su disposición contenido de manera gratuita por medio del servicio Xbox Live. Luego las cosas cambiaron…
Lo que en un principio sería gratis empezó a ser de pago y el contenido gratuito fue siendo relegado a una esquina hasta quedar en algunas ocasiones como mera anécdota.
Pero Microsoft no fue la única en meter contenido de pago, Sony y Nintendo se subieron al carro y las tres idearon un sistema de pago sin necesidad de tarjeta de crédito para facilitar esas compras. Pagabas con dinero real para obtener dinero ficticio con el que poder obtener ese contenido de una manera más fácil y para algunas personas más segura.
Pero ¿a donde queremos llegar con todo esto? muchos se preguntaran. A que la industria ha volatilizado los videojuegos a unos precios que en ocasiones con lo que te gastas en contenido digital te da para comprarte una o dos consolas nuevas. El caso lo tenemos en los juegos musicales como Rock Band cuyo contenido te da para comprarte una consola de nueva generación junto con algún que otro juego.
En otros ocasiones el precio no sobrepasa de esa manera pero si que infla el precio original del juego de una manera algo preocupante. ¿Por qué preocupante? Muy sencillo, dado que el precio de los videojuegos en algunos territorios no es especialmente barato (60-70 nueva generación) si le metemos contenido que en muchas ocasiones nos puede sumar un tanto por ciento considerable, nos encontraremos con que hemos pasado de pagar algo relativamente caro a algo que si lo viésemos desde el principio en el precio total nos negaríamos rotundamente a pagarlo.
¿Cómo se ha llegado a permitir que por adquirir un personaje nuevo o un traje por ejemplo tengamos que desembolsar 4-7 euros? Algo que hace años se desbloqueaba en los videojuegos pasándotelos, en el menú principal en una sección de cheats o simplemente mediante una combinación de botones, ahora tenemos que pagar de nuestro bolsillo. Sinceramente ridículo pero sobretodo triste.
Triste porque las nuevas generaciones no sabrán lo que era jugar a un juego completo de verdad. Lo que era terminártelo y que en muchas ocasiones se te desbloquease una gran variedad de contenido que te daban ganas de pasártelo unas cuantas veces más.
Lo peor llega cuando sale a la luz que parte de ese contenido digital se encuentra capado en el disco y que se libera una vez paguemos. Es decir, que en ocasiones estamos comprando un producto que para jugarlo por completo tendremos que seguir pagando. Desgraciadamente esto se está tornando en algo cada vez más habitual.
Entonces, ¿son malos los DLC? No, siempre que ofrezcan contenido nuevo desarrollado no algo ya existente dentro del juego y que por lógica deberíamos de poder jugar desde el principio gratis y siempre y cuando esos precios no sobrepasen el valor real del videojuego.
Todo esto casi no se cumple hoy en día, muchas empresas en su afán por ganar más y más dinero se han desviado del camino pero también los usuarios se lo hemos puesto fácil y hemos consentido que la situación acabase así creyendo en la consigna de que era por un futuro mejor.
Sé que este artículo puede levantar ampollas entre algunos pero la realidad es la que es y no se puede cambiar. Algunos me tildarán de dinosaurio, que tengo que avanzar y no quedarme en el pasado mientras que otros coincidirán en mis argumentos sea como sea es innegable que esta industria a cambiado y que poco a poco el brillo del pasado se quedará en un mero recuerdo.
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