Conciencia salvaje: Conociendo con Cervantes. (Meet-Up)

¡Buenos días mis queridos Estimians! Hoy quiero mostrarles un poco sobre el encuentro realizado en la Reserva de Burro Negro en Venezuela, experiencia que sin duda alguna, cambió mi vida y se que fue inolvidable para todos.

Les he comentado en otros post, que mayormente voy a compartir (sin pretender sacarme fotos con todos) y que muestro estos resúmenes desde el punto de vista de alguien que observa y documenta de forma objetiva para así conocer los pros o contras de estas actividades; por eso, permítanme enseñarles con imágenes (mi forma favorita de explicar) cómo fue esta increíble vivencia.

Todo viaje tiene un comienzo, una cadena de eventos divertidos en su desarrollo y un final, en este caso, uno espectacular; con esta estructura trataré de resumirles nuestra historia, pero en realidad para hacer honor a la belleza del parque, la amabilidad de su gente y sus variadas atracciones, se preparan una seria de artículos más adelante.

Una vez llega nuestro transporte, nos embarcamos y partimos al destino, en este lapso tuvimos tiempo de estrechar manos, compartir galletas y chistes, conversar sobre gustos, pasiones y hacerlo todo de la manera más alocada posible (normal en la comunidad venezolana).

Se compartió la popular “paledonia” o “cuca” que es un dulce tradicional venezolano que se hace con harina de trigo y se endulza con papelón, la mitad del viaje fue haciendo bromas al respecto y por su parecido con el brownie, no faltó quien tuviera la idea de llamarlas “happy cucas” (que risa).

La primera parada fue un vivero en el que se nos mostraron algunas de las plantas autóctonas que se deben sembrar en el parque y se nos habló sobre la fauna presente en él, en esta parte todos aprovechamos para divertirnos sacando fotografías de cada novedad que veíamos.

La segunda fue en un mirador a lo alto de la reserva en el que se podía apreciar una vista inigualable sobre el bosque, el embalse y un cielo despejado, ya en este punto la confianza entre nosotros comenzó a marcarse y parecíamos algunos, amigos de infancia.

Un recorrido interesante pero integral fue hecho más adelante, antes de la hora de almorzar, en donde, a través de un sendero cubierto de “algodón” y arboles altos, nos dirigíamos a un lugar mágico que es llamado “los pozos”; aguas prístinas, rocas de colores y una ceremonia religiosa, son cosas que no esperarías encontrar en un solo instante, pero ¿qué más da? más historias interesantes y anécdotas que recordar.

Lo único malo de todo esto fue que, por cuestiones de apegarnos al tiempo establecido de la visita, las etapas duraban solo unos minutos cuando cada lugar visitado podría ser abarcado en días completos.

Entramos ahora en la etapa del almuerzo y las pitones birmanas, con nuestro hermoso embajador ecológico.

El mensaje aquí es "impactar mediante el ejemplo con criaturas exóticas" como bien lo explicaba el Sr. José, un especialista en educación ambiental con años de experiencia en deportes extremos y ademas líder de la empresa Mapache Ecoaventura, la cual nos guió en todo el recorrido y la que esperamos se una pronto a nuestra comunidad para seguir impulsando proyectos tan geniales como este.

Para los valientes que se atrevieron a disfrutar estas dos aventuras extremas, la adrenalina se les sirvió en bandeja de plata. Para mi no, pero saque fotos y compartía con el personal del parque mientras ellos hacían lo suyo.

Al final del día con una tormenta a nuestras espaldas y una cálida despedida, nos vamos de la Reserva con recuerdos inolvidables de que la naturaleza y el hombre pueden convivir con respeto y equilibrio; una oportunidad como esta es una de las razones por las que cambia la vida a las personas, a mi me dio un giro de 180° y a ti, ¿qué opinas ahora de la naturaleza? ¿Alguna vez has estado en una ecoaventura?.

Espero estas imágenes sirvan de reflexión para considerar lo bien que se puede pasar el rato, solo hace falta algo de aire libre y un grupo de personas dispuestas a reír contigo. ¡Muchísimas gracias!