La despedida

in #spanish6 years ago

Desde siempre el ser humano se ha enfrentado al despojo, a la despedida, a decir "adiós" con el corazón desgarrado y una mano tambaleante. Nosotros mismos nos despedimos de nuestra existencia cuando el tiempo toca nuestro hombro y nos avisa que se ha acabado.

Claro está, existen despedidas más duras que otras, más largas, a veces eternas, más dolorosas. Pero todas están definidas por una misma característica: nos aleja de aquello que amamos.

Nunca pensé, hasta hace muy poco, preocuparme por una despedida. He aprendido, con las largas de la vida, a aceptar que el tiempo es efímero y que está en nosotros, revoloteando la experiencia, en busca de su eternidad. En nuestra memoria fecunda que anida todos los buenos momentos. Pero hoy, ayer y mañana, estaré pensando en la más grande despedida.

Partiendo con un bolso en el ancho de mis espaldas, con las pesadas lágrimas que mojan mis mejillas y el nudo en la garganta que ahorca mi nostalgia, me iré. Todos lo han hecho, no que ha quedado de otra. Y los que no: se irán. No hay tranquilidad, ni posibilidades de vivir, de hacer vida y experiencia. Somos corderos dentro de esta gran granja, que siguen a su capataz, que se alimentan a las horas que el jefe diga y que lloran en silencio para no perturbar el sueño del jefe de la casa.

Ha sido lo mejor. Me fui. Pero cargo dentro de mi la tristeza de una generación que ha comprado apartamentos y habitaciones en la gran residencia de la melancolía, con pasillos llenos de recuerdos en un sitio que ya no existe, de ventanales que brindan la memoria de los atardeceres sobre una montaña que ya no vemos. Vivimos en el recuerdo. Somos seres sin hogar que rondan por el mundo y que hoy, desde cada orilla, construyen un abrazo de bienvenida.
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