En ciertos momentos duros de la vida, debemos encontrar el modo de hallar la calma y superar los obstáculos. Para ello, podemos recurrir a nuestra fortaleza interior.
Ahora bien, cómo hacerlo?
Es un buen punto de partida el comprender que los hechos no son traumáticos hasta que los percibimos como tales.
La percepción, valoración o interpretación que tenemos sobre lo que nos pasa, es lo que determinará cómo lo vamos a experimentar o vivir.
El resiliente no percibe los acontecimientos como traumáticos, por más duros que fueran.
Sos resiliente? Tenés la capacidad de serlo? Claro que sí.
No nacemos siendo resilientes. La resiliencia se desarrolla y alimenta a lo largo de nuestras vidas. Sólo es necesario cambiar algunos de nuestros hábitos y creencias. Es una construcción diaria.
Como escribió el gran periodista y escritor uruguayo, Eduardo Galeano, “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Ante la adversidad, siempre podemos aprender a transformar lo negativo en positivo.
Por ello amigos, tenemos enfrentar las piedras en el camino con actitud, alimentar nuestra autoestima, rodearnos de personas positivas, evitar los extremos, valorarnos y ser conscientes de que el problema puede ser tan grande o tan pequeño, como la importancia que le demos.
Abrazos!!!
Fuente imagen: www.el-carabobeno.com