No recuerdo cuando fue la última vez que escribí en serio para mi blog. En 2017 encontré una parte de mí en la escritura gracias a una plataforma llamada Steemit. Tiempo después sería Hive. Para ese entonces estaba cursando mi tercer semestre de la universidad y mi vida giraba en torno a la fotografía, el cine y la música. Escribía sobre eso y recuerdo lo feliz que me hacía. Fue un año lindo para las cryptos y especialmente me ayudó a construir muchísimo. Lamentablemente abandoné la constancia en mi escritura a finales de 2018. Abandoné mi país.
Ahora mi vida estaba comprometida por un empleo y las labores de un adulto. Aunque suene como un reproche, fueron años magníficos para mi carrera profesional como fotógrafo. Sin embargo, una parte de mí extrañaba al universitario que salía por la gran Caracas a tomar fotos. Mi estilo de fotografía también cambió para esos años.
Al principio mi blog hablaba sobre mis capturas de la calle y los retratos que sacaba. En ocasiones intenté hacer algo parecido a la poesía y en otros sencillamente hablaba de vivencias, anécdotas y como ponía en palabras mí forma de ver algunas cosas.
Pero años después en un nuevo país y con nuevas responsabilidades abandoné el hábito de escribir y pensar en proyectos y obras como blogs. Mi vida dependía de gastos y empecé a preocuparme por el dinero. Entonces caí en un pozo creativo que me paralizó por mucho tiempo. Mis días se dejaron de gastar en hacer arte para ejercer mis habilidades de forma profesional y poder pagar mi costo de vida.
Los cambios nos hacen. He estado agradecido de este proceso en los últimos cuatros años. He intentado volver en un par de ocasiones pero no han sido más que posteos vacíos. Puedo reconocerlo. Para escribir hay que tener un sentimiento debajo de todo. Eso va a hacer que cuentes la historia, que le des color y que pueda llegar a alguien más.
Me peleé con las ganas de bloguear y me puse excusas para recuperarlas. Estoy seguro que todos hemos pasado por eso pero no es hasta ahora que puedo verlo incluso más claro.
No soy capaz de mantener un blog porque no puedo hablar de cosas que no me apasionen y eso fue lo que me mantuvo atascado todo este tiempo. Volver es difícil, nacen las interrogantes de si realmente va a valer la pena o sí estoy perdiendo mi tiempo.Y cada vez que pienso en eso también pienso en lo divertido que era convertir una idea en un post.
A lo largo de los años en los que no estuve escribiendo estuve aprendiendo cosas y creo que ahora tengo la madurez suficiente para poder contarlo de alguna forma.
En mis inicios en el blockchain no sabía nada. Todo esto de escribir por internet me cayó de sorpresa cuando dos personas me dijeron en la fila del almuerzo que subir mis fotos a Steemit sería una buena idea. Llegué a redactar y publicar varias publicaciones por día y disfrutar de eso. Tiempo después sentí que gracias a una plataforma blockchain había creado una cantidad linda de proyectos con imágenes, fotos y videos. No exagero cuando digo que gracias a algo como Hive o Steemit me convertí en un creador de contenidos.
No puedo mantener un blog porque no es mi prioridad. Era lo que decía, era lo que sentía.
Más que estar peleado con la plataforma estaba peleado conmigo mismo. Con decir, sentir y escucharme. Eso forja todo. Desde tus ganas de escribir hasta el ver una publicación como una posible oportunidad o una obra. De eso hablo.
Comunidades como las de Hive o Steemit me hacen tener fé en todo aquello que pueden hacer los creadores de forma descentralizada. Ver publicaciones, mirar como hay gente que está siempre presente me motiva y sobre todo me inspira. Hace algunos meses con el evento anual de Hivers en Amsterdam pensé por días en lo lindo que podría ser ir algún día a algo parecido. Conocer, compartir, construir. Se dice fácil pero se logra con esfuerzo.
Plataformas como ésta me ayudaron a verme reflejado y a crecer en todo sentido. ¿Quién sería hoy si no hubiera escrito tanto en Steemit? ¿Qué pensaría de los blogs si no viera cómo funciona a diario uno como Hive?
La historia continúa renovándose. No hay final ni despedida. Por ahora esto es un saludo, una carta de presentación o un bocadillo. Gracias a que no soy capaz de mantener un blog me he decidido a intentarlo y por eso este es el primer paso para lograrlo.
Espero vincular esta publicación unos meses más tarde y volver aquí con un sabor agradable para recordar. Gracias por mantenerte leyendo.
Nos vemos la próxima, colmena.
Tanto la miniatura como el resto de materiales gráficos son de mi autoría.