En lo más profundo de las verdes colinas existía un poblado letrado sin igual, atrapados entre Las Sabias Tierras del Saber al oeste de un pueblo quesero, cuya tradición anual era un tanto particular puesto que debían leer historias cada día y noche sin parar, su pasión por los libros era tan grande cómo su adicción al bueno queso azul y a la cerveza de barril.

Un día en el otoño más anaranjado, entre los arboles más antiguos cayo un polvoroso libro desgastado, sea por el tiempo o malos cuidados aquel libro llamo la atención de todo el pueblo, ya que habían leído todas las viejas historias más de cien veces y estaban cansados de repetir las mismas charlas y debates cada año.

El extraño libro causo revuelo e inquietud, tenía un cerrojo dorado y la llave no venía con él, llamaron a los mejores herreros de las campiñas, pero ningún tuvo éxito, puesto que si aplicaban demasiada fuerza podría romper las hojas y las misteriosas aventuras que deparan sus párrafos durmientes.

Días pasaron y el libro fue puesto en un pequeño altar en el centro de la Gran Biblioteca del Saber, y pactaron que cada año inventarían nuevas formas de abrirlo y quien lo logre se nombraría Jefe del Saber y sería el primer en leer aquellas páginas ocultas a la curiosidad de la multitud.

Con ingenio y sagacidad comenzaron a crear artefactos raros sin igual, el herrero dedico su año a la fabricación de un molde especial para llaves, de cada tamaño y forma anhelando que alguna lograra encajar, el panadero por otra parte intento crear llaves con sus panes, con harina pasada y leche cortada, salieron panes tan duros como piedras, pero maleables en su creación. familias enteras pensaban métodos y fallaban, el científico del pueblo no había dado datos de su investigación, pero siempre decía que era prometedor.

El año paso tan rápido como la paja es movida por el viento y al darse cuenta el mismo anaranjado otoño caía sobre sus pies, llegada La Feria Anual del Saber, nadie tenía relatos cortos, anécdotas de libros ni reseñas de historias en papel resumidos, en su lugar hablaban de su creación, pinzas y herramientas extrañas punzantes, pasta de jabón manejable, químicos no corrosivos ante el papel y mucho más. Uno a uno fueron probando sus invenciones y fallaban cada vez, cuando los ánimos comenzaron a ceder una chica traía pergaminos, agujas y un tipo nuevo de tinta que copia, explico que al acomodar con cuidado sus rollos de pergaminos entre las hojas del libro, podría crear una copia de las escrituras al inyectarle su tinta revolucionaria y que no dañaría el libro original. todos estaban muy asombrados por las copias de otros libros que llevo como evidencia y todos la ayudaron a colar el pergamino a esas mágicas paginas inexploradas.

Realizando el proceso que estudio e invento en todo el año, era pan comido, menos el Pan Llave del panadero loco, nada podía salir mal y todos ya la proclamaban como su salvadora y su líder, fue un éxito la aplicación de la copia pero para sorpresa de todos, las páginas que sacaban seguían en blanco, tenían bordes oscuros señal clara de una hoja copiada según esta chica pero no había palabras en su interior, todos cayeron sobre la hierba con dudas sin cesar, pensaban que el libro era mágico y al abrirlo de forma legal sus palabras emergerían del cosmos o del más allá, otros que la tinta daño las palabras y culpaban a la inventora del fracaso pero antes que se armara una guerra, ella se levantó por todo lo alto y dijo que era imposible tales historias y que ese libro debía estar en blanco, tomo el hacha más filosa del herrero y con una puntería ejemplar partió el cerrojo por un costado y este salió disparado, ¡por fin! el libro estaba abierto, fue la primera vez que todo el pueblo quedo en completo silencio.

Aquellos ojos azules como el cielo de la chica inventora no podían creer la verdad que su copia ya les había dicho, en efecto el libro estaba completamente vació, con la excepción claro por una pequeña escritura que se lograba ver en la tapa del libro y citaba:

Los menos perspicaces tomaron esto como una ofensa, pero era todo lo contrario, pues la chicha comenzó a reír mientras miraba a todos en su alrededor, felicitando a cada uno y abrazándose a sí misma con emoción.

Ella les explico que el libro tenía razón, las mejores historias contadas por personas que no conocemos pueden ser verdaderamente excitantes y envolventes pero lo que tienen en común todos esos cuentos y párrafos de ingenio es la locura, gente que realizo lo más impensable como un pan llave o los primeros moldes para cerrajeros del país, aquellos químicos que servirán para lavar ropa sin dañar la tela o restauraran libros, nuevas formas de cocer y aplicar medicinas con esas agujas más diminutas, mientras detallaba lo que entendía del libro, todos iban tomando sus inventos y abrazándolos con cariño puesto que durante todo el año solo tuvieron vida para eso mismo, escribió en ese libro misterioso, El Libro Mágico del Otoño Sin Fin, y redacto paso a paso su creación y así mismo invito a todo a escribir su año de locuras y pasión con la gran casualidad que el libro sin texto quedo lleno de palabras.