Dicen -no en vano- que los derechos de las demás personas comienzan donde terminan los de uno -con su respectivo viceversa- de allí pues, la necesidad de ser empáticos, tolerantes, de aceptar a las personas por lo que nos ofrecen precisamente como personas (no por lo material), y aprender a convivir en la diversidad, con comunicación, respeto, civilmente. El valor de las personas subyace en lo que son y como son con sus semejantes. Saludos...