Cierto día salí de excursión con mi novia, quería hacer esto ya que, quería saber cómo serían sus reacciones con la naturaleza y los peligros que tenía esta travesía. Pero mí verdadera motivación era que al escalar la cima de esa colina unido al paisaje, declararle mi amor eterno por ella. No niego en estas letras mi nerviosismo por lo que quería hacer en ese momento.
La travesía fue larga, y en varias ocasiones ella me hacía preguntas porque ella notaba algo raro en mí, pero le contestaba que todo estaba bien, pero ella sabía que no era así, su mirada acuciosa me examinaba y estudiaba mis ademanes y reacciones como si fuera un examen de rayos X que pasaba por todo mi cuerpo.
La primera noche en el campamento base ya escalando la montaña no me pregunto nada, sino que solo me decía y dejaba sentir cuan feliz estaba por la aventura y que no lo hubiera tomado si no fuera conmigo. Sus palabras y su alegría fue un bálsamo para mi corazón que quito toda duda y temor que tenía antes de emprender esta travesía.
En la mañana siguiente nos levantamos bien temprano en la mañana porque nos tocaban 10 horas de caminata en medio de la selva, sorteando cualquier tipo de obstáculos, a pesar que el cielo estaba completamente nublado no dejaba de amenazar la lluvia, pero al final llegamos al segundo punto, en medio del frió, todo el grupo disfruto de las sabrosas aguas termales que tenía el segundo campamento, fue algo increíble. Y mi hermosa flor cada vez más feliz por la aventura, no me decía que estaba feliz sino que me lo reflejaba con sus besos y caricias.
Por fin el gran día llego, no sabía cómo ocultar este nerviosismo y temor que me cruzaba mi mente y la pregunta ¿será que me dirá que no? ¿No querrá casarse conmigo?, ya que lo había planificado durante tanto tiempo y llego el día tan esperado para ponerle la cereza al paste.
Como de costumbre salimos temprano rumbo a la cima con una caminata pausada y tranquila porque era ya un tramo sencillo sin complicaciones, ella me tomo de la mano y abrazo mientras caminábamos, ella noto que estaba temblando y le dije que era por el frió, pero ella sabía que no era frió pero me siguió la corriente, su mirada lo decía. Cuando llegamos a la cima ella se para en frente de mí y señalando el horizonte agarrada de mi mano me dijo, “amor este es un nuevo amanecer para nosotros y el horizonte es lo que nos espera para conquistarlo como lo hemos hecho con esta colina llegando a su cima”.
Quede tan sorprendido que todo temor se fue porque eran las palabras claves que necesitaba escuchar y que me daban seguridad que no me rechazaría mi propuesta eligiéndola como mi compañera de por vida ante los hombres y ante Dios. Que día tan feliz fue para mí y recordar ese momento con esta foto me alegra mi corazón.
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