Nacemos, nos desarrollamos y morimos. Ese es el ciclo de la vida, en principio. Hay muchas interrogantes y pocas respuestas en el medio. Es por esto que es importante que te preguntes: ¿Quién soy y quién quiero ser?
La mayoría de la gente pasa su vida sin saber la respuesta a estas dos preguntas; gastan su tiempo en este mundo en presumir lo que tienen y lo que supuestamente son, en lugar de buscar la respuesta; entonces ¿Quién quieres ser? ¿Quieres ser una persona que ejerce su profesión en busca del bien propio y que cuando se va a la otra vida queda en el olvido? ¿O quieres ser inolvidable? Muchos viven poniéndole una excusa a todo, no sé si es por vagancia, por falta de motivación o por no tener un propósito. En lugar de actuar se limitan excusándose, ya que supuestamente no pueden. Como dicen por ahí, la vida no es cuestión de leche, es cuestión de actitud; vive y actúa antes que sea demasiado tarde.
Creo que vinimos a este mundo a hacer historia, y no me refiero a ser famoso con un artículo de Wikipedia en nuestro haber, me refiero a que tengas un impacto en la gente y no solo en los que te rodean. Dejar huella, ser más que un nombre de pila, es la razón por la que estamos aquí. Para lograr eso hay que tener claro que todo es posible. Un pequeño pedazo de papel que me regaló mi abuela antes de morir y que tengo pegado al lado de mi computadora dice algo como esto: Si piensas que estás vencido, lo estás. Si piensas que no te atreverás, no lo harás. Si piensas que te gustaría ganar, pero no puedes, es casi seguro que no lo harás. Si piensas que vas a perder, ya has perdido, porque en el mundo encontrarás que el éxito empieza con la voluntad. Muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido, y muchos cobardes han fracasado antes de haber empezado su trabajo. Piensa en grande y tus hechos crecerán, piensa en pequeño y quedarás atrás, piensa que puedes y podrás. Si piensas que estás aventajado, lo estás, tienes que pensar bien para elevarte, tienes que estar seguro de ti mismo.
Ese pequeño pedazo de papel dice una enorme realidad. El problema principal en este mundo es la falta de confianza que la gente se tiene a sí misma. Cuando un reto se les presenta no lo afrontan porque 'no tienen tiempo', 'no saben como hacerlo' o 'tienen que estudiar'. En mi vida tuve la oportunidad de responder así en muchas ocasiones, pero en lugar de eso decidí hacer algo. Por ejemplo, en mi universidad la gran mayoría de los estudiantes se conforman con la mediocridad, no buscan más de lo que la casa de estudio les ofrece o tienen miedo a mejorar. En mis dos años ahí, ya se ha hecho común que algún profesor pida que se haga alguna actividad y la gente que no sabe cómo en lugar de mejorar se limite y prefiera o bien no hacerlo o pagar para que alguien más lo haga. Recuerdo la materia llamada 'Comunicación Gráfica', la cual es impartida por una profesora poco simpática. En ella, el primer día de clases nos hacen saber que para el final del trimestre tenemos que hacer un comercial y que, cito a la profesora, 'es nuestro problema aprender a usar Adobe Premiere para editar el video'. En aquel entonces, muchos se rindieron y le agarraron rabia a la cátedra y a la instructora en lugar de ver como diablos se utiliza un programa que les servirá el resto de sus vidas. Hoy, dos años más tarde, en otra materia ha ocurrido exactamente lo mismo con los mismos protagonistas, cosa que me parece extremadamente grave al estar estudiando esta carrera.
Nuestra sociedad evidentemente no ayuda. En medio del caos, la cultura venezolana se ha deteriorado demasiado, creando personas que no quieren trabajar y que tampoco confían en sus habilidades. Está en cada quien tomar sus dotes y romper esa línea imaginaria que son los límites que nosotros mismos nos ponemos. La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, porque tarde o temprano, el hombre que gana, es aquel que cree poder hacerlo. Deja el facilismo y el conformismo y empieza a, realmente, creer en ti mismo.