No es fácil estar acá.
Me miran mal, me amenazan, me golpean. Ya se quedaron con cada una de mis cosas. No tiene sentido reemplazarlas, también me las van a sacar. No puedo comer, no puedo dormir. Pero lo más complicado es cubrir mis necesidades personales y de aseo. Me dicen cosas horribles, y los pocos que se acercan a mí de una forma un poco menos ofensiva, sólo hacen preguntas.
No quiero estar acá. No lo soporto. Me siento mal, me veo mal. Llevo tan solo cuatro días. Cuatro días de oscuridad, de soledad, de un frío que penetra la piel y se instala en lo más profundo de los huesos. O del alma. Cuatro días que se sienten eternos, pero no son ni siquiera un grano de arena en el desierto de esta condena.
Paso horas siendo interrogado, escuchando una y otra vez las mismas preguntas: "¿qué pasó?", "¿por qué lo hiciste?", "¿no te arrepientes?". ¿De qué hablan? No lo entiendo. No puedo recordar nada de lo que pasó. No recuerdo nada de lo que me trajo hasta aquí.
¿Por qué a mí? ¿qué hice? ¡Es un error! Tienen que dejarme ir. Tienen que dejarme volver a casa, contigo. Eso es, un error. Y pronto me van a soltar. Y nos vamos a volver a ver, y vamos a dejar esto atrás. Sí, lo vamos a superar. Como superamos todos los obstáculos que nos enfrentaron.
Como superamos lo del accidente, ¿recuerdas? Ese terrible accidente que te dejo en cama por tanto tiempo. Ese maldito accidente que no te permitía recordarme, recordarnos. Si pudimos con eso, podemos con todo. Siempre lo decías.
Te extraño, y tengo miedo. Por mí, y por ti. No sé cómo estás, qué estás haciendo. No me dejan verte y la única llamada que me permiten hacer, es a mi abogado. Un abogado inútil, soberbio y desconfiado. Todavía no entiendo si está para ayudarme o para terminar de arruinarme. Malditos abogados.
Te extraño. No veo la hora de verte y alejarnos de todo esto, y por eso necesito que te cuides, que te cuides como yo te cuidaría. Y que me esperes, por favor: espérame. Te prometo que muy pronto vamos a estar juntos otra vez.
Tengo que irme, lo siento. Pero volveré a escribirte pronto. Mantente fuerte. Yo, bueno... haré lo que pueda.
Te amo, y lo siento.