¿Sabían que para Friedrich Nietzsche la vida misma era una gran obra de arte? Yo no lo sabía, hasta hoy.
Según la forma de pensar y filosofar de Nietzsche, la vida en si es una gran oportunidad de creación constante, sin embargo, se ve atrapada en los diferentes estigmas de la sociedad, valores infundados por las distintas fuentes encargadas de influenciar los círculos sociales y cultura, como lo podrían ser la Religión, la política, la ciencia y hasta la misma filosofía.
Nietzsche gestionó una gran crítica social en contra de la negación que existía ante las fuerzas de la vida, ya que para Nietzsche, la vida era el valor supremo, una oportunidad de ser creativo, de ser independiente, de ser diferente, de explorar los caminos necesarios para conseguir lo que realmente tú como persona deseas, tu auténtica felicidad, no aquello impuesto por terceros en una sociedad.
Ahora bien, casi 120 años han pasado desde que este filósofo nos dejó este tipo de enseñanzas o pensamientos y considero que poco o nada los hemos digerido. Es decir, pa’ que entiendan, estamos en la época del Trap, música que explota tus ansias de ser libre, consumista, drogadicto, gigoló, pero que no eres y te llena de envidia, porque en el fondo, todos quieren ser como Maluma o Bad Bunny, par de carajos que viven una vida diferente, creativa, llena de arte y que lo que muestran de su vida es pura felicidad cargada de excesos. Coño, no seas malo, es normal que te de envidia, porque aquí entre nos, te expongo una verdad, algo muy real y es que todos (o la mayoría) somos esclavos de una rutina prejuiciosa impuesta por nuestra cultura, de la cual no hemos querido escapar para no formar parte de ese grupo enjuiciado por las masas.
Sin embargo, en el fondo todos somos seres creadores, ya que, al tener una consciencia que nos permite saber quién somos y al tener la voluntad de cumplir lo que realmente queremos ser o de al menos saber lo que queremos ser, estamos a nada de empezar a crear una vida mejor, una vida sin arrepentimientos, porque al menos lo intentamos y en ese intento vivimos al máximo.
Pero, ¿Estar a nada de empezar realmente basta?
Por supuesto que no, eso es solo soñar y nunca concretar, seguir viviendo bajo lo que los demás te imponen pero soñando como nunca en lo que podrías ser. Este tipo de sensaciones es terrible, es como si fueses un personaje de relleno en tu propia vida y el protagonista es no sé, Bad Bunny. Todo mal, ¿cierto? Imagínate lo relleno que eres en tu vida, que el protagonista ni siquiera sabe que existes.
La valentía como reflejo de tu voluntad es un rasgo tan selecto en esta sociedad que no todo el mundo es capaz de atreverse a crear, a ser arte, pero aquellos que se atreven son los que ganan, son solo aquellos que se dejan llevar por su voluntad natural de “poder hacer” los que de alguna u otra forma triunfan, porque no hay mayor triunfo que la felicidad auténtica que sientes al cumplir lo que deseas y como contraparte, no hay sensación más desagradable que el arrepentimiento al pensar 5 minutos, 1 hora o 10 años después: “Coño, yo pude haber hecho eso.”
Retomando el tema, considero que toda decisión o acción que estés dispuesto a tomar desde tu criterio, sin influencia de palabras ajenas, es sin duda un pincelazo al lienzo que es tu vida. Estas acciones no son de carácter limitativo o taxativo, realmente corresponden a cualquier rasgo de tu vida, que abarca desde todo lo que te genera una reacción sentimental y emocional, hasta el completo ámbito profesional.
Hay que tener en cuenta que muchas veces la vida es como un laberinto, decidimos seguir caminos arriesgándonos y terminamos estando equivocados, nos desesperamos y seguimos equivocándonos y nos volvemos a equivocar, para luego tomar otro sendero y ¡Seguir equivocándonos! Sin embargo, cada error es una marca que vamos dejando por todos los sitios en los que estuvimos, para saber que no debemos volver, pues ya la lección está aprendida y de esa forma en algún momento podremos conseguir lo que realmente queremos para nuestra felicidad.
Les contaré una experiencia personal, durante mi niñez y adolescencia estuve empepao’ de una misma niña durante 7 años seguidos, es decir, me gustó, para los no entendidos. Fue demasiado, casi una dinastía, tanto así que decidí ponerle el sobrenombre de “La Eterna”, “La Dinastía de La Eterna” ¿Se imaginan?, al menos suena arrecho. Pero bueno, el problema conmigo era lo influenciable y manipulable que era por mi entorno, en un principio yo sólo era un niño obeso, con la autoestima por el piso, que no podía ni siquiera hablarle. Luego de bajar de peso por fin pude hablarle, sin embargo, la diferencia en clases sociales era abrumante para ese José adolescente y como suele pasar, la influencia de parte de la sociedad para no dejarte vivir tu propia vida es terrible y ocurre que sin darte cuenta te saboteas para seguir formando parte de lo socialmente aceptado, que mal ¿Cierto?
Y es que este es otro detallito, existe un sabotaje interno que sucede ante la toma de una decisión que sabes que te puede hacer feliz, pero no te atreves, tienes miedo del “¿qué dirán?” y créeme, yo te entiendo, la mayoría de las personas en esta vida te entenderán, porque no es fácil arriesgarte, no es fácil hacer realidad tus sueños y metas, no es fácil. Pero por el miedo perderás la oportunidad de vivir las experiencias o los sentimientos de satisfacción más increíbles que podrás tener en tu vida, y en el futuro, como mencione antes, estarás más lleno de arrepentimientos que de logros, mientras trabajas en un jodido Call Center, como supervisor para suponer que no te fue tan mal, pero con todo y todo te dices: “¿Qué coño estoy haciendo aquí?”
Quizás el mensaje anterior fue algo ácido, quizás te hayas sentido identificado y te duela un poco el seguir leyendo, pero te comento, realmente tú tienes el poder de escaparte de todas esas limitaciones, empieza a soñar si no has empezado, nunca es tarde, pero recuerda, tienes que actuar, no pierdas tiempo, ya no más el posponer, ya no más el asustarte, sólo actúa, que mientras vas yendo vas viendo.
Definitivamente la percepción del “ser” como obra de arte, es algo hermoso, te llena de ganas de que tu vida no termine siendo una tragicomedia, por lo cual empiezas a esforzarte para al menos no dar ni lástima ni risa y si vas a dar risa, que sea porque eres gracioso y no porque das pena. Entonces aquí comienza una lucha interna de desarrollo personal y ganas de triunfar o al menos así me siento desde que leí a Nietzsche (hoy), así que hay que aprovecharlo y no dejar pasar el tiempo.
Una de las cosas que he considerado es que realmente la sociedad está atravesando una etapa de cambio y aceptación forzosa de muchos temas que en el pasado eran tabúes, estamos “evolucionando”. Es así, esta es una generación compuesta por agentes de cambio, personas que no están dispuestas a ser condenadas por aquello que les hace feliz en esta vida, o por cosas que no pueden cambiar porque son naturalmente así.
Eso sin duda, es una obra de arte tan hermosa que es capaz de romper con todos los paradigmas que habían sido previamente impuestos por sociedades antecesoras y me hace pensar, que realmente una voz cuando es determinada y sabe lo que quiere, siempre estará acompañada por una “voluntad de hacer” indetenible.
Sin duda el escribir sobre un tema que parece un libro de autoayuda es complicado, porque eso no es lo que quiero parecer, me gusta sentirme más como un humano crítico-práctico, pues todo lo que escribo acá es en base a mi corta experiencia y el tipo de sensaciones que he vivido, el montón de veces que he renunciado a un proyecto sin siquiera comenzarlo, la cantidad de veces que he dicho “No” ante algo que quizás pudo ser de ayuda y la cantidad de veces que dije “Si” a vainas completamente inútiles sólo para quedar bien. Mientras más escribo, más me entero de que en esta vida hay que ser coherente con tus acciones y tus pensamientos, pues de lo contrario tu voluntad de hacer y de actuar, se verá mermada por un pensamiento confuso, por un doble discurso mental que sólo detendrá tus ganas de poder: Realizar deseos, dar forma a tu vida y de alguna manera moldear tu destino.
Eso es lo que plantea Nietzsche, que nosotros como humanos pensantes, individuos, seamos capaces de generar ideas y tomar decisiones desde un criterio forjado por nuestro conocimiento empírico (con la experiencia), pues este es el que dictara y formara nuestra moral real, no la influenciada por agentes externos como la sociedad o la iglesia, sino algo que realmente provenga de nosotros mismos y nuestras ganas de crecer y superarnos, pues para eso es la vida, pa’ vivirla y ser feliz viviéndola.
Realmente a lo que quiero llegar con este escrito es que cualquiera que lo lea se tome el pequeño “atrevimiento” de aspirar ser algo, ser alguien, ser feliz… Y no sólo ser parte de un ganado sin criterio ni pensamiento propio que se deje arrastrar por un pastor. Por mi parte ya estoy definiendo cual de mis sueños y metas cumplir primero, y créeme que haré todo lo posible para lograrlos, porque quizás mi vida no termine siendo una obra de arte (esperemos que sí), pero no viviré con arrepentimientos cuando llegue a viejo, no quiero vivir así, yo quiero ser feliz y al menos un intento de obra de arte seré.
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