Finalizada esa exhausta reunión, cada quien se apresura por agarrar sus pertenencias y abandonar las instalaciones, Alicia no se queda atrás, rápidamente agarra su cartera y se despide de Rafael y Virginia quienes se quedan discutiendo algunos asuntos pendientes. Llega desesperada al ascensor, pues desea buscar pronto a su hija para irse a descansar, al encontrarse en el estacionamiento y procurar entrar en su auto, se percata que las llaves las dejó en la sala de reuniones.
¡Qué enferma! - Se recrimina
Molesta consigo misma, se devuelve apresurada hacia el ascensor, presiona el piso 10 y se dirige hacia la sala de reuniones, en el camino se detiene estrepitosamente tras escuchar el sonido de unos objetos caer; extrañada reanuda su rumbo hasta llegar a la sala de reuniones cuya puerta se encuentra abierta.
Al insinuar su ingreso a la mencionada sala, Alicia se paraliza con lo que observa:
Virginia está sentada en la mesa de reuniones con su sus piernas abiertas, y a unos 2 metros está Rafael, sentado con sus piernas cruzadas, levemente recostado y su mano derecha sosteniendo su mentón, con una pícara sonrisa que delataba su placer por lo que veía!
-Dios mío qué es esto- susurra Alicia para si misma.
Impactada por lo que sus ojos le muestran, no sabe si darse media vuelta e irse, pero sus llaves se encontraban en esa sala de reuniones, no tenía escapatoria, debía esperar que esos dos terminarán o interrumpirlos.
¿Interrumpirlos?, ni loca - piensa Alicia mientras se aleja y busca asiento en una silla de espera que se encuentra al lado de la sala.
Cierra los ojos con la intención de llenarse de paciencia, cuando imágenes inapropiadas pasan por su cabeza. Abre los ojos enseguida y siente cómo la temperatura del espacio comienza a aumentar, el aire acondicionado central parece no ser suficiente. ¿o es que la temperatura que aumentaba era la suya?
Intrigada por el cruce de tantos pensamientos, se atreve a mirar nuevamente los acontecimientos, se cambia de silla y se sienta en el escritorio de la secretaria del presidente de la firma, cuya ubicación era perfecta para mirar sin ser visto.
Enfoca un poco más y con delicadeza fija su mirada en Virginia. Ésta se encontraba con su cabello castaño claro suelto y su camisa desabotonada de manera tal, que dejaba ver el sexy sostén de encaje negro que detenía sus grandes pechos.
Jugaba con la apertura de sus piernas, moviéndolas suavemente al ritmo de un sonido que apenas se lograba escuchar, mientras Rafael sentado a sus anchas descruzaba sus piernas buscando mayor comodidad, entrelazaba sus manos recostando sus codos en los posa brazos, sin duda era un espectador de lujo ante el show que esa ardiente mujer comenzaría a dar.
Alicia siente cómo su corazón comienza a acelerarse, un escalofrío recorre su entrepierna, no puede negar que el erotismo que está viendo enciende su interior. Pero hay algo que aún no comprende y la mortifica, ¿estará sintiendo esa inusual excitación por observar a Virginia? o ¿será por la escena en general qué esos dos protagonizan?
Reconoce que Virginia es una mujer sumamente atractiva, dueña de esa voz intimidante que indiferentemente del género resulta cautivadora; y a su vez, admite sentir una curiosidad que ha venido incrementando día tras día hacia Rafael, parece tener una personalidad oculta, que se expresa cuando habla, cuando expone sus conocimientos, cuando defiende su posición, y ¡ahora! justo ahora parece otro hombre, con un semblante de macho dominante que Alicia ni imaginaba que pudiese tener.
Antes de lograr organizar el desorden mental que la atormenta, su interior no se resiste a la nueva acción, Virginia comienza a deshacerse de su ropa interior, (un hilo dental negro tipo T, que no hacía más que confirmar lo atrevida que era esa mujer); el sexo de Alicia comienza a humedecerse al observar cómo Virginia levanta ambas piernas acercando sus altos y finos tacones a la cara de Rafael para lograr su cometido. Está hecho, la tanga está afuera, Alicia puede ver el sexo de Virginia mientras ésta lo expone explícitamente a Rafael.
Repentinamente, Virginia se pone de pié ¡encima de la mesa! y comienza a mover su cuerpo con sus ojos cerrados, Alicia siente como sus pezones endurecen, ver a Virginia de esa manera le recuerda el baile que protagonizaron tras aquellos tragos el Viernes pasado. Desabotona el botón de su pantalón y lo abre lo suficiente como para darle acceso a su mano derecha, es hora de liberar su sexo; por lo que lleva su mano derecha y la introduce por debajo de su pantys y nota como la misma se encuentra totalmente humedecida, su sexo produce un flujo sorprendente, eso suaviza el tacto con su clítoris, el cual comienza a acariciar de manera circular.
Alza nuevamente la vista, y se redobla con un suave gemido al ver que Rafael se ha acercado a tan solo unos centímetros del sexo de Virginia, Alicia presume lo que viene, comienza a sentir envidia por Virginia.
Rafael completamente vestido, se desabotona el botón del cuello de su camisa y desajusta un poco esa corbata roja que tanto reluce, se pone cómodo. Acto seguido, sujeta a Virginia por la parte trasera de sus definidas piernas, a pocos centímetros de sus glúteos, y la acerca a su boca; mientras ella continúa bailando, él lentamente comienza a besar sus muslos, las caricias de ese hombre son sutiles, comienza a jugar con su lengua alrededor de la vulva de Virginia, parece calcular cada acción que realiza, a Virginia cada vez le cuesta más bailar, sus piernas evidencian el placer que se apodera de ella.
Alicia, completamente contagiada por lo electrizante de lo que está siendo testigo, realiza movimientos pélvicos para darle complicidad a la yema de sus dedos, sus pechos se encuentran tiesos, sus pezones a pesar del sostén, marcan su blusa, a ella le gusta, los aprieta mientras su lengua humedece sus labios.
En aquella sala, Virginia se confiesa perdida ante las caricias de Rafael, se agacha para besarlo pasionalmente, lo sujeta por la nuca mientras el sonríe ofreciéndole su lengua, su comportamiento es intrigantemente sexy, a Alicia le gusta, comienza a querer ver más de Rafael.
Luego de esos sensuales besos, Virginia se dispone a recostarse sobre la mesa, dejando su sexo a disposición de Rafael mientras abre sus piernas a más no poder; Alicia aumenta su tensión sus dedos ya no acarician su clítoris, ahora los introduce suavemente en su mojado sexo mientras se prepara para ser testigo de un cunnilingus*.
Rafael con gestos de crueldad toma las rodillas de Virginia para abrir sus piernas a placer, y seguidamente comienza a utilizar sus manos para estimular estimular su sexo, Alicia no entiende, pareciera que Rafael estuviera explorando, cuando repentinamente ve el cuerpo de Virginia arquearse hasta más no poder y escucha cómo esta comienza a soltar los más tenebrosos gemidos; sea lo que sea que esté haciendo Rafael, aparentemente lo está haciendo muy bien.
Alicia mientras acelera su masturbación, intenta prestar atención a lo que realiza Rafael, ¿qué hace ese hombre? ¿Es posible que sea un conocedor también del sexo femenino?, los gemidos de Virginia se hacen frecuentes, Alicia siente los nervios de ver a una mujer tan fuerte como aquella, rendida plenamente ante el dominio de un hombre.
Como era de esperarse, después de unos 5 minutos de esas extrañas maneras, Rafael acerca su boca al sexo de Virginia, y ésta con los pocos reflejos que le quedan, sostiene fuertemente su cabeza para hundirlo en su vagina.
El ver esto sofoca a Alicia, quien sin intención alguna deja escapar un fuerte gemido, se da cuenta inmediatamente de su imprudencia, los protagonistas de aquel erotismo se han detenido, Virginia ha tapado su sensual sostén con una apariencia de atemorizada, Rafael se pone de pie girando su mirada alrededor de la habitación. –No puede ser, lo dañé todo- se recrimina como de costumbre Alicia.
Inmediatamente abrocha su pantalón y con cuidado se aleja del cómplice escritorio, sin dejarse ver se dirige apresuradamente al ascensor, ha decidido que esperará en el estacionamiento hasta que baje Rafael a buscar su carro, la vergüenza de ser descubierta la atormenta.
Al llegar al sótano del edificio, camina lentamente hacia su auto, está exhausta; el tedioso día laboral, y la tensión acabada de vivir, la hacen querer ir a casa a descansar, pero aún debe esperar.
Pasados unos 10 minutos, ve que enciende la luz del ascensor, señala que del piso 10 viene bajando, debe ser Rafael.
Al abrirse las puertas ve salir a Virginia, se encuentra arreglada y con las llaves en la mano –qué pena- piensa Alicia.
Mijaaa ¿qué haces aquí abajo solaa? Pregunta sorprendida Virginia.
Nada chama, esperando que el papá de la niña se digne en traerme las llaves del carro que creo que las dejé adentro –
Responde Alicia, -haciéndose la que no ha visto las llaves que trae Virginia –
Jajajaja por favooor, tus llaves las traigo aquí, las dejaste en la sala de reuniones – exclama Virginia-
¡No puede seeer, que idiota soy! – Exclama Alicia
En eso, suena nuevamente el ascensor, ahora quien sale es Rafael, quien apenas al dar unos pasos encara Virginia delatando a Alicia:
Pensaba que había dejado las llaves adentro del carro ¿Qué tal? – Le comenta Virginia –
Por dios, menos mal que no es un expediente – contesta con voz seria Rafael –
Alicia apenada, agradece tímidamente que le hayan traído las llaves, se teme que Rafael se encuentre molesto por haber detenido su diversión.
Al despedirse por segunda vez en el día de ambos, Rafael le pregunta a Alicia,
¿Podrías llevar a Virginia? Ustedes van en la misma dirección y yo tengo algunas cosas que hacer.
Por supuesto, no tengo problema – contesta Alicia, mientras evidencia como Virginia frunce su ceño y manifiesta.
Tan bello Rafa, gracias por estar pendiente – Suelta Virginia aparentemente con ironía-
Pero Rafael sin más, se dirige a su carro, lo enciende y se va.
Alicia se incomoda por la situación, algo andaba mal entre aquellos dos, la cara de Virginia la delata, pero intentando ignorar la situación le exclama a ésta, - vamos, móntate-
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que buen relato, me gusto mucho.
Que honor que le haya gustado a quien considero una de las mejores en ese género! Un abrazo @daena15!