El Premio Nobel de la paz fue otorgado este año, a dos personajes que se han dado a conocer en el mundo por sus acciones contra sucesos violentos y abanderados con la paz al perdonar a sus agresores y no buscar la justicia por medio de las armas o violencia. ¿Quiénes son? ¿Qué hicieron?
Ambos nacieron en dos países vecinos enfrentados, donde el morir y callar forman parte de una cultura de honor hacia la autoridad tanto religiosa como militar. Sus vidas fueron rodeadas de hechos violentos, abuso de poder, niños trabajando en jornadas sin horas y sin fechas, separación entre ricos y pobres, mujeres en sus hogares sin educación y hombres dueños de saberes.
Un hindú y una musulmana sintieron la necesidad de defender los derechos de los niños y niñas en relación a la educación y a la erradicación de la explotación infantil. Cabe destacar, que a Malala le tocó vivir la exclusión de ser mujer y primogénita, en una cultura donde se celebran con disparos al aire el nacimiento de un hijo varón.
Cada ataque que venía de sus enemigos, les dio más fuerzas como líderes que comenzaron con pequeñas protestas en contra de la violencia y exclusión, proveniente de grupos organizados que amenazaban a quien o quienes en pueblos, caseríos y/o ciudades se oponían a sus creencias, costumbres y regímenes. En pequeñas acciones llegaron a retumbar los muros, afianzando el único camino: perseverar, ayudar y predicar la paz sin límite, para el pueblo y su país. Aprendieron que las balas, las muertes y el silencio daban siempre un mismo resultado: desnutrición, analfabetismo y explotación del ser humano.
Malala Yousafzai, (1997) nació en el Valle de Swat, (Pakistán); en su libro “Yo soy Malala” (2013) narra la historia de los niños de la montaña de basura cuando al pasear por las calles se encuentra con niños sucios y malolientes recogiendo basura para vender y poder comer. Para ella fue un reto ayudarlos, incorporándolos a la educación con apoyo e intervención de su padre, quien se desempeña como educador y director de una escuela que se encuentra amenazada por grupos de hombres que no permiten que sus hijos tengan contacto con niños pobres y niñas estudiantes.
Malala tenía una fortaleza estimulante para su formación: un padre crítico y participativo en movimientos sociales; una madre analfabeta y caritativa cumpliendo la norma social de ese país: ser bondadosa con el necesitado e invitado; con un abuelo que no creía en la participación de la mujer, así como la separación entre ricos y pobres, la exclusión a la educación de las niñas y la no participación como mujer en el progreso de una comunidad.
Varios indicadores se sumaron para darle vida a ese sentimiento de ayudar a todos y en especial a la inclusión de la mujer como rol primordial fuera de los quehaceres hogareños.
Otro hecho importante, Malala a los 12 años, comienza a publicar sobre la cultura Talibán en un blog para la BBC en el año 2009 con un nombre ficticio. Dos años más tarde, los talibanes la agredieron con el fin de callarla. Este no fue el final, su recuperación física fue noticia en panfletos, artículos de opinión y manifestaciones por parte de su comunidad, logrando el apoyo tanto para su recuperación física como protección de personajes reconocidos: Raja Pervaiz Ashraf, Asif Ali Zardari, Susan Rice, Desmond Tutu, Ban Ki-moon,Selena Gomez, Barack Obama, Hillary Rodham Clinton, Laura Welch Bush, Madonna; Fundación Wikimedia, Inc. (2014)países del Reino Unido, Estados Unidos, y organizaciones mundiales como la UNESCO, ONU, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otros.
Como adolescente defiende el derecho a la educación, convirtiéndose en un símbolo hacia la reivindicación de la mujer y su rol en la evolución de la sociedad, no solo para los pastunes, sino para todos los rincones de las diferentes sociedades, donde la mujer precisa llevar su firma, su sello y su amor al prójimo, a través de los programas de formación en pro de la paz.
Así mismo, Kailash Satyarthi, nació en Vidisha de la India el 11 de enero de 1954. Tiene como profesión Ingeniero Eléctrico, dedicándose a los 26 años a luchar contra el trabajo infantil y movimientos civiles por medio de marchas, reuniendo casi el 7.2 millones de personas en movilizaciones dirigidas a liberar a más de 80.000 niños de las formas de esclavitud para luego brindarle rehabilitación, reintegración y educación a cada niño liberado, buscando siempre sin explotación infantil el crecimiento económico de su país con apoyo de las ONG.
Fue secretario general del Frente de Liberación del Trabajo en Servidumbre; fundador del (BBA), Movimiento para Salvar la Infancia, lideró la Global March Against Child Labor,para organizar manifestaciones que denuncien el trabajo en condiciones de semi esclavitud de los niños indios en las fábricas.
Kailash Satyarthi, al igual que Malala, le impactaban los rigores de su contexto cuando era niño: pequeños trabajando de manera inhumana, en condiciones de miseria absoluta, sin atención médica, sin los alimentos necesarios para su desarrollo en todos los sentidos. Encerrados, sin recibir ningún salario y con una visión de futuro nefasta. En estos aspectos se centraban las vivencias y observación de Kailash.
Kailash, siendo estudiante, empezó entre otras acciones a recolectar los libros y dinero con ayuda de sus compañeros para entregarlo a familia y compañeros de escasos recursos. El dejó de observar para convertirse en un ciudadano de participación activa, interesado en conocer los cambios que eran necesarios para impulsar el progreso de su país. Demostrando que la educación es el ápice angular para disminuir el índice de explotación infantil muy común en la cotidianidad de su país y en el inconsciente colectivo mundial.
Ambos siguen el modelo pacífico de Mahatma Gandhi. Independiente de las edades, los dos, motivados e inquietos del contexto que impera en sus países, logran subir a la cima como líderes mundiales en beneficio de los derechos de los niños a la educación y en contra de la explotación infantil, realzando la paz como derecho hacia la humanidad y el bien común. Las edades y el contexto no son indicadores de dejar de hacer. Es indispensable propiciar, conocer, hacer, ser y trascender la paz, de manera que se nos facilite convivir en un mundo, a veces caótico. Cada vez más sentimos la urgencia de la preparación de líderes que, en común acuerdo con los grupos, faciliten la búsqueda de soluciones factibles.
El comité del Premio Nobel, expresó "A pesar de su juventud, Malala Yousafzay yaha luchado durante varios años por el derecho de las niñas a la educación, y ha demostrado con su ejemplo que los niños y los jóvenes, también pueden contribuir a la mejora de sus propias situaciones. Esto se ha hecho en las circunstancias más peligrosas. A través de su heroica lucha se ha convertido en un vocero del liderazgo de los derechos de las niñas a la educación". Igualmente El Comité destacó que alrededor de 168 millones de niños trabajan en el mundo, 78 millones menos que en el 2000”. (BBC Mundo, 2014). Gracias a la labor de hombres como Kailash Satyarthi.
Con este premio se demuestra la importancia del poder de la perseverancia, la justicia y el amor al prójimo como herramientas que persiguen un equilibrio social. La cultura dejó ranuras abiertas, lideres ocultos que han brillado con luz propia. Hoy son Malala y Kailash. Más que ejemplos, es la conciencia de un ciudadano participativo para desaprender, reaprender e institucionalizar la paz como cultura.
La enseñanza de estos dos personajes son claras y determinantes para encausarse en el camino a la paz. Ellos perdieron el miedo, no se quedaron en quejas, actuaron. Ayudaron, utilizando sus fortalezas como una oportunidad, dejando de ser víctimas. Aprendieron a perdonar como Mohandas Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela y muchos otros. Los dos decidieron por la paz, viendo a su adversario como un amigo, un compañero que le desean con pensamientos de amor, el bien y por ende, el de la sociedad, tan necesitada de amor. Dejaron de creer en “Ojo por ojo y diente por diente”.
Otro aprendizaje es el servicio. Cuando se sirve, se establece en la mente el nosotros conjugado con sí mismo, estando todos sin egoísmo y con el corazón inmenso de sentir el amor al prójimo como a uno mismo. Despertar al unísono como dice Griam(2003), lo que genera una onda que se siente en toda la humanidad. Dejar de estar dormido como un sueño sin fin, cuando te necesitan para compartir y aprender. Al servir te despiertas y comienzas a caminar sin prisa y despacio, ayudando y ayudándote. La Paz como servicio nos la están enseñando estos dos galardonados. Existen muchísimas maneras de servir. El universo cuadra todo y las piezas comienzan a engranarse y se presentan situaciones donde sientes la oportunidad de servir, de ayudar, de apoyar. Hasta barriendo el frente de la casa donde vive tu vecino, botar la basura en los sitios adecuados, sonriendo y dando un saludo. Vives cuando ayudas, mueres al sentir que sobrevives.
Hay que aceptar la invitación que hacen Malala y Kailash. No hay más salidas, el camino de la paz es el único que permitido para vivir en un mundo lleno de amor.
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