La literatura y casi cualquier forma de expresión del género humano ha plasmado las aventuras de grades hombres o relatos fantásticos, que inspiran a un sinfín de generaciones a lo largo de los siglos y dando forma a la identidad cultural que tendrá determinado periodo histórico. Historias que van desde los mitos recitados por Homero, las leyendas de la mitología nórdica y los héroes celebres de la edad media, siendo los últimos lo que le dieron un tinte distintivo de otras épocas y sentarían las bases del ideal del hombre ideal de esa era, el caballero andante noble, valiente y majestuoso; que en la tradición de la literatura hispánica el máximo exponente es Rodrigo Díaz de Vivar todo un ejemplo del caballero de la España cristiana del medioevo.
¿Pero quién fue este hombre? y ¿cómo se convirtió en un héroe en los corazones de los españoles?, quienes lo inmortalizaron en sus canticos que al trascurrir de los años se trasformaron en literatura.
Rodrigo Díaz de Vivar el cid fue un caballero y señor de Valencia que vivió en la península ibérica entre los años 1048 al 1099, cuyas hazañas como guerrero trascendieron hasta convertirse en un héroe para los españoles cristianos y como enuncia Sanmartín (2009) “el Cid es la imagen del pueblo castellano en lucha por su independencia” (p.143).
Díaz de Vivar al igual que la mayoría de los personajes históricos cuyas proezas llegan a nuestros días por parte de breves documentos y sobretodo de relatos épicos, que en su caso se recopilan en el Cantar del Mío Cid, donde en sus tres cantares nos relata la historia de un caballero fuerte y moderado que fue desterrado por el rey Alfonso VI hasta su reivindicación gloriosa en ultima parte “la afrenta de corpes” donde el Cid recupera su honor de caballero, la restauración de la dignidad de sus hijas, además del destierro de los Infantes de Carrión que representan la cobardía y la crueldad, todo después de la captura de Valencia por su parte, de la cual se hizo señor, devolviéndosela a la cristiandad con ese acto, o en palabras de Hook (2007) “Sería justo decir que la finalidad del episodio es tanto mostrar la degradación moral de los Infantes de Carrión como exaltar la excelencia del Cid”. (p.318)
La opinión del filólogo británico David Hook nos demuestra la forma en que el texto nos presenta al héroe, un hombre que a lo largo de la narrativa a mostrado moderación en su ser, valentía en batalla, misericordia con sus enemigos y una lealtad inquebrantable hacia su rey así este le dé la espalda.
¿Pero realmente este personaje histórico de una época incivilizada y salvaje era como nos relata la obra?
Todo lo relatado en la obra y los comentarios que lo elogian hasta el momento son así porque forman parte de las fuentes documentales de la España cristiana y sus comentadores extranjeros, pero para los cronistas Aravicos el cid no era más que un bárbaro y alguien que vende su espada al mejor postor como nos diría Castelar Sanmartín quien recopilo múltiples fuentes de cronistas moros de la época y las comentò. Castelar (2009) “El mismo Cid Campeador se pone a sueldo y servicio de los régulos syrios, berberiscos, yemenitas, que se alzan sobre las ruinas recientes del inmenso califato” (p.143).
Otro de los aspectos que se mencionan en los documentos históricos de procedencia musulmana recuperados por el historiador Jorge Conde nos muestra una faceta aún más oscura de Rodrigo Díaz de Vivar, en ella se nos muestra a un Cid que guarda muy poco con el noble y moderado caballero del cantar, como se nos menciona en la tesis doctoral de Rebeca Sanmartín citando a Reinhardt Dozy. Sanmartín (2009):
Basándose en un relato que escribió en Sevilla Ibn-Bassam diez años después de la muerte del Cid (en 1109), describe a éste como un aventurero audaz y afortunado, que no guarda la fe prometida a sus adversarios y además hace «tostar y alancear príncipes, rimadores y doncellas; que vivió del pillaje y del botín, tratando a los vencidos como a perros y a los reyes como sus iguales. (p.140)
Aquí surge la gran interrogante de quién fue el Cid campeador; si efectivamente fue un mercenario más de los barones cristianos, entonces cómo llegó a convertirse en el personaje que representa el ideal del caballero para los españoles, la respuesta la tiene en parte Pedro Grases basándose en una afirmación evidente plasmada en las obras selectas de Andrés Bello sobre el Cantar del Mio Cid, Grases (1986)” la obra a lo largo del tiempo ha sido sometida a modificaciones y extrapolaciones donde se han exagerado los hechos acontecidos, tanto en el cantar como en las crónicas”.(p.102).
Además siguiendo una línea de pensamiento similar el mismo Dozy cuestionaba la veracidad de las crónicas árabes sobre el Cid, y en dado caso de que tanto las hazañas heroicas, de las cuales no hay detractores, y sus atrocidades fueran reales todas ellas entonces tendríamos a un hombre acorde con la época cruel que vivió, porque no olvidemos que actos despiadados y asesinatos en masa también los cometió Ricardo Corazón de Leo rey de Inglaterra durante la tercera cruzada, al decapitar a los prisioneros capturados en Acre en 1191 al no cumplirse sus demandas de hombres, oro y la devolución de la Vera Cruz perdida en batalla a manos de los sarracenos. Lo importante es recordar que no es posible juzgar los actos de un hombre con los ojos de nuestra era donde imperan los derechos humanos, es necesario centrarse en el contexto histórico, ya sea para el análisis de un personaje o de un tratado de teoría política.
¿Como logro pasar de mercenario a héroe?
Aunque las opiniones varían de cómo el Cid Campeador pasó de ser un mercenario a un héroe popular varían de un punto de vista a otro, la causa podría atribuírsele a sus dotes carismáticos y actos valerosos. Existen dos visiones de cómo se convirtió en el Cid literario, una de las más difundida ha sido la hipótesis de la modificación por parte de los juglares como expone Marco Aurelio Ramírez Vivas al afirmar que el cid fue idealizado de distintas maneras en favor de los intereses y aspiraciones de distintas partes de la sociedad como expone Sanmartín en su tesis doctoral.
Ramírez(2011) nos explica que:
El Cid del Poema trasciende al Rodrigo Díaz histórico (1043–1099), así como el juglar transforma los hechos del guerrero y aureola los lugares que transita. La obra tiene más un sentido de verosimilitud que de verdadera ocurrencia. El Cantar no constituye la crónica fiel de la vida de Rodrigo Díaz, pero tampoco es una obra de mera imaginación sobre el héroe: es ante todo una fábula guerrera que se alimenta tanto de la historia como de la invención para presentar en forma didáctica un modelo de superación social. Por eso, el realismo del Poema, ejemplo primero del realismo español, aunque deriva de la historia, debe entenderse como una actitud específica y dominante en los juglares de la Península (p.99)
Para Sanmartín (2009) las razones son distintas:
Como el Cid es la imagen del pueblo castellano en lucha por su independencia, llegando a las orillas del Mediterráneo entre empresas titánicas, todos los que quisieron ser populares se apoderaron del Cid. El rey imaginó un Cid reverente, la nobleza un Cid altivo ante el rey, el pueblo un Cid nacido junto a la piedra del molino, en la cabaña del trabajo, y elevándose por sus esfuerzos más alto que los tronos». La industria monástica, por su parte, se aprovecha de su tumba y de la eternidad. (p.224)
Tras la exposición de motivos se puede concluir que los pueblos crean a sus propios héroes a lo largo de su historia, tomando como ejemplo al máximo exponente de fuerza y honor que pudieran conocer, a los cuales se les va adosando sus propios ideales y aspiraciones hasta formar aquella figura que es tanto realidad como mito que podríamos llamar un héroe popular o de los orígenes del pensamiento romántico europeo propio de la edad media.
Les dejo las fuentes documentales que utilice para nutrir esta investigación, la ética intelectual incluye entre uno de sus preceptos la auditoria libre y la posibilidad de que cualquiera pueda aprender de los documentos utilizados por el autor.
Siéntase invitado a comentar sobre el tema o sugerir otros nuevos, los espero la siguiente semana con un nuevo post sobre el Príncipe de Nicolás Maquiavelo, luego volveremos a la literatura en próximas entregas.
Fuentes documentales
Sanmartín, R. (2003) La Edad Media y su presencia en la literatura, el arte y el pensamiento españoles entre 1860 y 1890 (Tesis Doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España [Archivo en formato PDF]. Recuperado de http://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/H/3/H3072801.pdf
Grases, P.. (La Casa de Bello). (1986). Andrés Bello, el poema del Cid y la literatura medieval Caracas, Venezuela: Editorial La casa de Bello. Recuperado de la Sala Ramón J Velázquez ubicada en la Unimet bajo el códigoPQ8549.B44G76.
Hook, D. (2007) El Cantar de Mio Cid y el Contexto Europeo [Archivo en formato PDF]. Recuperado de http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3300/pr.3300.pdf [Original en inglés. Traducción realizada por Olivar]
Ramírez, M. (2011). La Expresión literaria de la España Medieval [Archivo en formato PDF]. Recuperado de http://www.serbi.ula.ve/serbiula/librose/pva/Libros%20de%20PVA%20para%20libro%20digital/La%20expresion%20Literaria.pdf
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