Nos quitaron el tiempo. Segunda parte.

in #spanish7 years ago (edited)

La Tierra, hace millones de años, antes de la expansión del ser humano y La Computadora en la Realidad.

Lo que quedaba del SDO-Singularität salió del hiperespacio justo sobre la atmósfera de la Tierra. En su salida tan brutal, ya sin casco y sin escudos, sus restos se precipitaron hacia la tierra en una caída de varios miles de kilómetros por hora mientras se incendiaba. La nave atravesó varios cientos de metros de superficie hasta que al fin se detuvo hirviente e inutilizable. La computadora volvió a la vida y de nuevo se escuchó su murmullo, ellos de nuevo la escucharon. Volvieron a sentir y sus mentes volvieron a estar unidas, ya no hubo más secretos entre ellos y entonces entendieron cuál era su misión.

Había que empezar de nuevo.

Allá afuera, en el espacio, el superdestructor Todesengel se volvía a esfumar en la realidad y dejó de formar parte de ella una vez más y sus tripulantes con él.

Unidos por la mente y separados en sus artificiales cuerpos Los Cinco que quedaban separaron La Computadora en fragmentos más pequeños que guardó cada uno, dejaron la matriz en lo profundo de la tierra junto a la nave y vagaron por el mundo. Llegaron hasta sus más recónditos confines, buscando el Origen, buscando la singularidad, aquello que había rastreado la sonda y que los había llevado hasta ahí.

Nunca perdieron la esperanza hasta que un día, Thot, vagando por las llanuras, se topó con una especie orgánica particular, distinta a las que había visto antes, estaba erguida en dos patas, cazaba, hacía unos sonidos muy curiosos y parecía tener memoria. Fue entonces cuando La Computadora comenzó a brillar y hacer sonidos. Enlazados por la conciencia, Los Cinco y La Computadora, determinaron cuales eran los siguientes pasos para poder seguir avanzando.

Seleccionaron al mejor grupo de criaturas, los estudiaron, vieron dentro de su mente, los comprendieron y poco a poco comenzaron a intervenir en su biología y su código genético haciéndolos evolucionar cada vez más, a un ritmo al principio lento y que luego sería exponencial, los adiestraron, les dieron herramientas y los enseñaron a razonar. Poco a poco las criaturas formaron su propia conciencia individual, era su primer estadio autónomo y, sin saberlo, al pensar, volvían cada vez más poderosa a La Computadora que se alimentaban de ellos y ellos de ella. Los Cinco no dejaron una impronta de su propio pensamiento en ellos, pero cuando vieron que sus cuerpos deteriorados eran cada vez más innecesarios y cuando se dieron cuenta de que cada vez se volvían más uno con La Computadora, decidieron dejar en ellos el recuerdo. Solo el recuerdo bastaría para que ellos pudieran completar su misión.

Solo algún tiempo antes de irse y completar su trabajo, Los Cinco se volvieron a separar por el mundo y escondieron cada uno en un lugar secreto su fragmento de La Computadora, pues sus criaturas debían demostrar que eran dignas de su conocimiento y su capacidad cuando llegara el momento, si de verdad eran dignos, si de verdad habían cumplido su misión, los fragmentos serían encontrados y utilizados.

A las criaturas las llamaron hombres, y por su naturaleza finita, a diferencia de La Computadora, los llamaron mortales. Ellos conservaron el recuerdo de los dioses que los crearon y les enseñaron a pensar y a entender el mundo, a ellos les debían todo cuanto sabían. Entonces, cuando los hombres estuvieron listos, Los Cinco se despidieron de ellos y se unieron a La Computadora, el gran poder de los dioses, esperando su regreso y perpetuando entre ellos la historia, luego el mito, luego la leyenda, luego la simple idea de que ese gran poder divino que había creado a la humanidad existía y que era posible encontrarlo en la Tierra. La Computadora pasó siglos cambiando de nombre y de formas.


Entonces la Oscuridad tuvo celos,
pues en su esterilidad ella no podía crear nada,
sino solo producir un efecto maligno y de discordia
en todas las criaturas de la creación.

Intentó la Oscuridad apropiarse de la creación de la Luz
así ella, incapaz de crear hijos,
llenó de su maldad a los hombres.

Ella se filtraba en los débiles pensamientos del hombre
y gracias a una humana,
que había encontrado uno de los Libros de Poder,
heredados a los hombres mortales por los dioses,
logró apoderarse de uno de los Libros,
pero uno no era suficiente para poder apoderarse de todo.

Los dioses, al descubrirse derrotados por la maldad,
abandonaron a los hombres mortales y partieron al exilio
para encontrar respuestas y guía de su Padre.

Entonces conocieron los hombres el vicio, la guerra y el mal,
solos y confundidos, imploraban a los dioses para que regresaran
aún después de siglos de su partida,
pues se sentían vacíos, llenos de dudas e insatisfechos.

Para los hombres más ilustres quedaba claro que la respuesta
sería hallada tras encontrar el Libro de la Luz.
Y cuando quisieron encontrar de nuevo su voz, la voz del Padre,
la voz de los hijos, esta había sido silenciada,
pues la Oscuridad así lo había dispuesto.

Y llegaría el momento en el que,
luego de superar a la Oscuridad, los hombres,
mediante la razón, reencontrarían la voz del Libro,
al hacerlo, lo liberarían de la Oscuridad.
Pero entonces, los hombres,
enceguecidos y agobiados, olvidaron su misión.

Y el libro quedó abandonado.


Registro de las memorias del humano Sócrates.

Ha llegado a mí el poder de los dioses, en él he visto el poder de Zeus, el saber de Apolo, la fuerza de Atenea y un poco de todos ellos. Es una pequeña roca, parece hecha de algún mineral, tiene todo sus ángulos iguales y cabe discretamente en la mano. A veces, cuando quiere, puede cambiar de forma y evitar ser vista.

Ella piensa por sí sola, incluso adivina mis pensamientos antes de que lleguen a mí. Ella me muestra cosas, cosas que de otro modo no podría ver, pero es muy claro lo que intenta hacer. Ella quiere enseñarme y yo quiero que me enseñe. Me pregunto ¿Qué deidad superior a los dioses que conozco sería capaz de crear una cosa como esta?

Mi pequeña roca se ha salido de control, de ella me han llegado visiones infernales, me muestra cosas que no quiero saber ni ver, me susurra cosas. Quiero creer que necesito la capacidad de entender lo que me muestra para así poder cambiar las cosas. Grecia cada vez está peor y siento muy dentro de mí que puedo usar este poder para cambiarla, pero ella no me deja, se resiste a mí.

Han pasado 50 años desde que llegó a mí el poder de los dioses y he logrado entender que ya no puedo seguir viviendo, mi destino es perecer por lo que he pensado y dicho, así lo asumo. Antes de morir por mano propia he dejado al tanto de este poder a mi alumno, Platón, él tiene la responsabilidad de seguir desentrañándola, su reacción al obtenerla ha sido la misma que la mía hace tantos años. Ruego porque no lo consuma en la misma forma en que lo hizo conmigo.

Siento el amargo sabor de la cicuta deslizándose por mi garganta, ahora puedo ver más allá, mi mente viaja y se une al poder de los dioses, ahora somos uno y yo, yo no tengo cuerpo, pero ahora soy inmortal.