Nunca es tarde para rectificar. Debemos dejar el ego a un lado, ese que nos hace creer que somos perfectos y aleja de personas importantes. Muchas veces, el ego, nos hace creer que jamás nos equivocamos, hasta tal punto que llegamos a herir a nuestros seres queridos.
Siempre estamos a tiempo de ser la mejor versión de nosotros.