Así es, muy triste. Mientras Dios mete la mano, cada uno de nosotros también debe aportar un granito de arena para al menos mejorar el entorno de algún niño que conozcamos (o no).
Se cree que no, pero las acciones extrañas y sorpresivas (para bien y para mal, en este caso se espera que se haga para buen) cambian la vida de las personas.