Excelente post. La coherencia que es la concordancia entre lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, respecto a los valores fundamentales; por lo general, brilla por su ausencia. Hemos aprendido y nos han condicionado a ser incoherentes, para poder "adaptarnos" y ser "aceptados" en la sociedad.
La gran mayoría padecemos de lo que ya llamo "El Síndrome del Gavetero", que consiste en que hemos fabricado mentalmente un gavetero y en cada gaveta hemos incluido roles-valores, como por ejemplo: esposo, trabajador, religioso, político, vida social, etc. Luego que hemos hecho eso, nos encargamos de hacernos creer que cada uno de esos roles-valores, que están dentro de cada gaveta son independientes y autónomos. Es decir, no se relacionan ni se retroalimentan. Esa gran mentira la cree la gran mayoría, por eso es cuesta arriba ser coherente.
El problema de la coherencia no se da por tener diferentes roles en la sociedad, porque todos -sin exclusión- tenemos diferentes roles. El problema se presenta en los valores fundamentales que vivenciamos en los diferentes roles. Por ejemplo, si yo creo y digo ser HONESTO (es decir, no miento no robo); la pregunta que hay que hacerse es: ¿Soy honesto en mi rol de esposo? ¿Soy honesto en mi trabajo?....
Es obvio y razonable pensar y creer que la coherencia, respecto a la vivencia de los valores fundamentales en los diferentes roles que tenemos, es fundamental para el desarrollo personal, para la construcción de familias extraordinarias y para el desarrollo armónico de los países.
La invitación es que desterremos de nuestra vida el "síndrome del gavetero" y comencemos a ser coherentes con los valores fundamentales en los diferentes roles que desempeñamos en la sociedad. La coherencia trae consigo la autenticidad del ser humano y la construcción de sociedades que apuestan a la vida y al desarrollo integral de la ciudadanía.
La gran mayoría padecemos de lo que ya llamo "El Síndrome del Gavetero", que consiste en que hemos fabricado mentalmente un gavetero y en cada gaveta hemos incluido roles-valores, como por ejemplo: esposo, trabajador, religioso, político, vida social, etc. Luego que hemos hecho eso, nos encargamos de hacernos creer que cada uno de esos roles-valores, que están dentro de cada gaveta son independientes y autónomos. Es decir, no se relacionan ni se retroalimentan. Esa gran mentira la cree la gran mayoría, por eso es cuesta arriba ser coherente.
El problema de la coherencia no se da por tener diferentes roles en la sociedad, porque todos -sin exclusión- tenemos diferentes roles. El problema se presenta en los valores fundamentales que vivenciamos en los diferentes roles. Por ejemplo, si yo creo y digo ser HONESTO (es decir, no miento no robo); la pregunta que hay que hacerse es: ¿Soy honesto en mi rol de esposo? ¿Soy honesto en mi trabajo?....
Es obvio y razonable pensar y creer que la coherencia, respecto a la vivencia de los valores fundamentales en los diferentes roles que tenemos, es fundamental para el desarrollo personal, para la construcción de familias extraordinarias y para el desarrollo armónico de los países.
La invitación es que desterremos de nuestra vida el "síndrome del gavetero" y comencemos a ser coherentes con los valores fundamentales en los diferentes roles que desempeñamos en la sociedad. La coherencia trae consigo la autenticidad del ser humano y la construcción de sociedades que apuestan a la vida y al desarrollo integral de la ciudadanía.