Deslizó suavemente los dedos por su piel, fue suficiente para encenderse y hacer combustión, de su cuerpo solo quedan residuos; un montón de cenizas que seguro dejarán una marca grisácea en las sábanas quienes liberan un suave aroma a lirios y sudor. En el aire un hilo de humo que flota lentamente dejando ver pequeños espirales de respiración, es la respiración de quien fuera su acompañante y ahora le ha convertido en eternidad.