Desesperanza

Regresaba con mi madre de una visita al médico, por suerte para mí el diágnostico no fue tan malo de hecho me imaginaba que diría algo similar pero de igual manera me dejó algo alterada. Desde hacía un tiempo todo en la ciudad se deterioraba cada día más y para no pasar por el suplicio de esperar horas por un autobus decidimos caminar los 4,6 Km que habían desde el centro de salud hasta la casa, todo el trayecto mi mente divagaba entre las recomendaciones del doctor y banalidades por lo que hablaba sin parar, mi madre por su parte estaba casi en silencio respondiendo casualmente a alguna que otra cosa, he de asumir que suponía mi nerviosismo.

Ya habíamos recorrido más de dos tercios de nuesto camino cuando a unos metros de nosotras, en una plaza, un grupo de personas comenzó a correr en diferentes direcciones, aunque ambas caminabamos a paso ligero disminuímos aún más la velocidad tratando de adivinar lo que sucedía, un chico quien, por su uniforne, estudiaba enfermería señalaba a un obrero que atravesaba la avenida corriendo y esquivando los automóviles

-Un robo - dice mi madre asustada
-Aparentemente
-Ese hombre iba delante de nosotras hace rato
-¿Estas segura que es el mismo?
-Si mira su ropa
-Pues de lo que nos salvamos

Mi madre murmura un rezo mientras que yo siento enojo, pero estoy acostumbrada a los robos por lo que no me asusto en lo más mínimo. Una patrulla motorizada se acerca al estudiante y éste les dice algo que no puedo oír por la distancia pero asumo que cuenta lo ocurrido y da alguna descripción del fugitivo mientras señala hacia donde corrió.

Mi madre y yo seguimos caminado con cierta cautela mientras la patrulla detiene el tránsito para poder cruzar

-Se fue por allá - dice mi madre repentinamente en voz alta
-Mamá desde aquí no te escuchan no grites- le respondo en un tono algo seco ya que los gritos me inquietan mucho y ya estaba algo alterada - el chico ya les habrá dado instrucciones, pero están ahí atascados, el ladrón debe ir lejos y tranquilamente caminando, lo que no entiendo es como lo dejaron ir era un grupo grande de personas pudieron lincharlo
-Se fue por la calle- sigue diciendo, estaba realmente nerviosa- puede que lo reconozcan yo lo hice, tenía ropa sucia y un morral de tres colores
-Tienes que ser más específica - le digo señalando un camión que transportaba un grupo de trabajadores, todos llevaban ropas sucias y raídas, y en su espalda un bolso de tres colores igual al del hombre que pasó corriendo. Mi madre me miró y sonrió con un poco de vergüenza, sostuve su mano para calmarla - esos bolsos los reparten por lo que cualquiera puede tener uno

Continuamos nuestro andar en silencio, yo seguía sosteniendo su mano y de pronto comezamos a darnos cuenta de todo lo que nos rodeaba casi como si se estuviera revelando ante nuestros ojos algo, un grupo numeroso de personas en la parada de autobus, llevaban la misma apariencia, ropas desteñidas, sucias y raídas; también llevaban un bolso de tres colores, igual mente quienes cruzaban, y quienes esperaban y caminaban al otro lado de la avenida, nos detuvimos casi instintivamente y comenzamos a ver a nuestro alrededor puñados de personas similares no solo su vestimenta sino también sus semblantes, cansados y tristes, regresaban de sus trabajos, de alguna manera se les notaba la completa insatisfacción en sus corazones y el hambre en sus estómagos. Por alguna razón todos voltearon a vernos y nosotras dimos un paso atrás, intentamos correr pero no había a donde hacerlo estabamos rodeadas.

Un automovil lujoso de color rojo se estacionó unos centímetros delante de nosotras, una mano regordeta con un anillo de oro salió por la ventana y nos indicó que nos acercaramos, yo sostuve con más fuerza la mano de mi madre queriendo huir de ahí, ambas sabíamos que no había otra opción que acercarnos así que lo hicimos, la puerta trasera se abrió y una voz nos indicó que entraramos, al subirnos notamos que el conductor era un hombre muy bien vestido, algo gordo y desagradable que por alguna extraña razón llevaba un ridículo sombrero rojo. En el asiento trasero había otro hombre con cara de no ser muy listo quien nos colocó fundas en la cabeza, nos trajeron a este lugar en donde estamos ahora.

Dejé a mi madre en la otra habitación y he recorrido este lugar, no hay nada salvo algunas migajas de comida en algunos sitios, es un edificio, lo sé porque he oído la conversación en el carro sobre el piso en el cual ponernos pero no he encontrado manera de ir a las otras plantas, las puertas y ventanas estan cerradas, me siento cansada y desesperada quiero salir de aquí, oigo ruidos de afuera y de otros pisos, también las voces de los hombres que nos trajeron pero no se cuales son sus intenciones. Escribo esto esperando que tal vez alguien sepa que existe este lugar, no sé donde es y ni tampoco como se verá por fuera, probablemente sea antiguo de 24 pisos que mantiene cierta apariencia de lo que hacen aquí dentro.

Espero poder salir de aquí y en caso de que no lo logre, cualquiera que lea esto y sepa de un edificio que tenga cierta similitud con lo que he dicho sepa que hay personas atrapadas y desean desesperadamente salir.

Caracas

Basado en una historia real.
El relato anterior fue inspirado en algo que viví el otro día, casi todo lo que escribí si sucedió y aunque es algo bastante negativo quise aprovecharlo.