EL ESCENARIO... SOCIAL DEL HOMBRE.

in #spanish7 years ago (edited)

El transito acelerado hacia una sociedad urbana, industrializada y sometida a la competencia del mercado ha supuesto bruscos cambios en la estructura social, con graves secuelas de inadaptacion, desarraigo, desintegración familiar, aculturación, etc.; operando todos estos acondicionamientos sobre el individuo, especialmente en los estratos mas inferiores, ocasionándole toda clase de sufrimientos, molestias, trastornos y desequilibrios psicológicos y hasta alteraciones de diverso grado en su conducta.

El aspecto mas importante de los efectos de la sociedad industrializada y competitiva sobre la personalidad del individuo es el fenómeno de la alienación; el cual se entiende como un tipo de experiencia en la cual el individuo se experimenta a si mismo como un extraño.

El termino “alienación”, sinónimo de enajenación, fue usado por Hegel, y luego fue puesto en uso por Karl Marx en sus primeros escritos de 1.844; proviniendo etimológicamente, la palabra, del vocablo latino alienus, que significa lo ajeno, lo extraño a uno, lo que no es de uno.

Hegel y Marx traducen el término alienación en dos formas: como extrañación y como desapropiación. Es decir, una persona está alienada cuando es de manera distinta, ajena, extraña a como debiera ser.

Ahora bien, si toda persona es según hace; puede ocurrir que alguien haga, o le hagan hacer, lo que no le es propio, y entonces es como hace, esto es, de una manera impropia para si misma. Así tenemos, por ejemplo, que un empleado que de manera obligada, se ve circunscrito a una tarea que no le es propia, que en modo alguno le pertenece; es decir, que en virtud de sus condiciones objetivas preexistentes está haciendo de empleado, porque tales condiciones le excluían de ser quizás albañil, o medico, se encuentra realizando cosas extrañas a si mismo, cosas que no son propia de ese ser concreto que es él.

Entonces, lo que caracteriza a la alienación es el hecho doble de hacer de ese hombre que está alienado un hombre distinto, alguien que no es el que es, porque no hace lo que le es propio.

Es significativo el hecho de que este hacer se convierte en algo forzoso, impuesto, e impuesto desde fuera de si mismo; y, cuyas formas de imposición son muy variadas e históricamente cambiantes. Es así como en la antigua esclavitud, al hombre se le imponía su actuación de una determinada manera que nada tenían que ver con su específica condición y sus peculiares aspiraciones, merced a la violencia más brutal. Sin embargo, las cosas han cambiado y la alienación puede ser efectivamente impuesta y de modo notablemente eficaz, de manera mas sutil y hasta aceptada socialmente, y jurídicamente normatizada. Por ejemplo, la alienación del trabajador, cuya condición de tal le inhibe de cualquier posibilidad de salir a la búsqueda de quehaceres que, sin duda, le serian propios, es una forma de enajenación de violencia impuesta.

Cuando se nos impone a cualquier hombre la imposibilidad de no poder decir lo que se piensa y de no tener que sentir como se dice, se nos confiere una alienación en nuestro mas intimo ser de hombre, que es vivir para ser libre, precisamente para poder decir lo que pensamos y sentir lo que decimos.

En la medida en que la alienación hace al hombre distinto a como quisiera ser o como debería ser; y, en la medida en que el hacer del hombre es impuesto, y, por tanto, impuesto por otro, este hombre alienado se constituye en objeto, mera cosa para ese otro hombre que le impone la alienación, esto es para su explotador. El trabajador es objeto para el propietario, pura cosa que hace a su vez cosas para este, el cual vive del producto que esos hombres - cosas, han hecho para él.

Esta cosificación implica la referencia a una situación fáctica, a una situación resultante de una alienación de la cual no se es consciente; una alienación que no se sabe a si misma como tal y que, por tanto, se auto limita y se contrae a si misma incapaz ya de plantearse la posibilidad de su propia liberación. Por lo que podríamos concluir que la forma mas profunda de alienación, es aquella que se acompaña de la perdida de conciencia de la propia alienación.

Es pues este fenómeno de la alienación una de las características fundamentales de la sociedad moderna de nuestros días y la variable que mas incide sobre el conjunto de relaciones que establece el hombre en su escenario social.

El trabajo, una de las actividades vitales del hombre, se torna cada vez mas repetitivo y automático, donde el trabajador está vinculado al producto de su trabajo como a una cosa extraña. El trabajo desempeñado por el trabajador, no es personal, no es parte de su naturaleza; por lo tanto no se realiza en su trabajo, sino que se niega; se siente mas desdichado que contento; no puede desarrollar libremente sus potencias físicas y mentales, pero en cambio se encuentra físicamente exhausto y mentalmente envilecido.

No satisface ninguna inquietud creadora espontánea, sino que es un medio para satisfacer necesidades que nada tienen que ver con él; por lo tanto es un trabajo extraño, un trabajo donde se aliena, es un trabajo de auto sacrificio, de mortificación. Este carácter alienado se subraya por el hecho de que el producto de su trabajo no es suyo, sino de otro, y que mientras trabaja no se pertenece a si mismo, sino a otro.

Como resultado el hombre se siente libremente activo solo en sus funciones animales (Comida, bebida, procreación), mientras que en sus funciones sociales y humanas se ve reducido a un animal. Al manipular la naturaleza inorgánica y crear un mundo objetivo mediante su actividad practica, el hombre se confirma como criatura consciente de su especie; un ser que ve a la humanidad como parte de si mismo y a si mismo como parte de la humanidad. Es por ello que, mientras los animales producen solo de acuerdo con los estándares y las necesidades de su clase, el hombre proyecta y produce de acuerdo con los estándares de todas las especies conocidas; por lo cual al no permitírsele aplicar sus potencialidades y desarrollarlas en función de reproducir el conjunto de la naturaleza, solo se le permite proyectarse en relación a sus funciones animales.

Una consecuencia inmediata de la alienación del hombre con respecto al producto de su trabajo es la alienación con respecto a los demás hombres. Lo que caracteriza su relación con el trabajo, con el producto de su trabajo, y consigo mismo, caracteriza también su relación con los demás hombres, con su trabajo y con el producto del trabajo de estos.

Cuando afirmamos que el hombre está alienado con relación a la vida mas amplia de la especie, significa que los hombres están alienados entre si y con relación a la naturaleza humana; la alienación con respecto a si mismo, y, en general, todas las actitudes que el hombre tiene para consigo, encuentra su expresión en la relación con los demás hombres; ya que, al relacionarse con el producto de su trabajo objetivado como a un objeto ajeno, hostil, poderoso e independiente, se relaciona de tal modo que algún otro es dueño de este objeto, alguien que es ajeno, hostil, poderoso e independiente de él, y este ser no es otro que el hombre mismo.

Partiendo de este núcleo esencial del hombre, que lo define en primer término como un ser productor, todas las relaciones establecidas por el hombre se edifican sobre y dentro de este contexto y quedan definidas a partir de los conceptos que se establecen en este escenario productivo del hombre. El ámbito social del hombre se encuentra bañado de concepciones que emergen de las relaciones establecidas en la producción y no de las propias necesidades vitales del hombre que le permitirían el desarrollo de todas sus potencialidades.

Como productor el hombre se encuentra alienado de si y de los demás; pero como satisfactor de sus propias necesidades, el hombre no escapa al acto alienante en el consumo de los bienes que requiere para satisfacer sus propias necesidades. El proceso de consumo se encuentra tan alienado como el de producción. El acto de comprar no se convierte en un acto de posesión de lo útil, de lo que es necesario para el desarrollo de mis potencias humanas. Por el contrario, nos satisface la posesión de lo inútil, de objetos que compramos solo con la pretensión de tenerlos.

Comemos un pan que carece de sabor y no es nutritivo pero excita nuestra fantasía de riqueza y distinción al ser tan blanco y fresco. En realidad comemos una fantasía y hemos perdido contacto con el objeto real. Nuestro paladar y nuestro cuerpo quedan excluidos de un acto de consumo que les concierne particularmente. Con la botella de pepsicola, nos bebemos la imagen de juventud y dinamismo que nos venden en la publicidad... El acto de consumo se ha convertido en la satisfacción de fantasías estimuladas artificialmente, una actividad fantasiosa alienada de nuestro si mismo real y concreto.

Mientras que el acto de consumo debería ser un acto humano concreto, en el cual estén incluidos nuestros sentidos, nuestras necesidades corporales, nuestro gusto estético, es decir, nosotros como seres humanos concretos, que perciben, que sienten y que juzgan. El acto de consumo debería ser una experiencia significativa, humana y productiva.

En este contexto el hombre ha diseñado una estructura social, organizada formal y racionalmente, de tal manera que el conjunto de relaciones que establece, se encuentren inmersos dentro del conjunto de leyes que perpetúen el sistema de producción y consumo diseñado por el hombre mismo. La organización de este sistema integra un grupo de oficios, de status jerarquizados que implican un número de obligaciones y privilegios estrictamente definidos por reglas limitadas y especificas; atribuyéndosele a cada uno de estos oficios un área determinada de competencia y responsabilidad. Pero estas estructuras sociales creadas por el hombre hacen que los hombre reunidos, ahora en grupos, desarrollen un conjunto de relaciones de corte formal e impersonal donde los intereses del individuo quedan supeditados al mandato de la estructura (Grupo) y donde cualquier descuido en el cumplimiento de las normas, provocará el antagonismo de los que se han identificado con la legitimidad de estas reglas.

En consecuencia, los problemas mas profundos de la vida moderna surgen de que los individuos pretenden conservar la autonomía e individualidad de su existencia frente a las arrolladoras fuerzas sociales, a la herencia histórica, a la cultura externa impuesta o a la técnica inventada por el hombre para el control de la naturaleza y de sus propias relaciones humanas. El hombre se resiste a ser sumergido y deteriorado por el mecanismo socio-tecnológico creado por el hombre mismo, y que ahora lo amenaza con aplastarlo.

El Grito.jpg

El grito es el título de cuatro cuadros del noruego Edvard Munch (1863-1944). La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega y fue completada en 1893

Imagen tomada de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/El_grito

Tomada de una guía de estudio redactada por mí para mis alumnos. Basado en lecturas de Erich From, Karl Marx, Simone de Beauvoir

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Muy interesante lo de la alienación, mi upvote y reestimacion para este post, lo voy a releer porque algunas cosas que necesito profundizar, gracias germangv-53 por este aporte

Aquí hay mucha tela que cortar

Interesante y muy bien estructurado tu artículo, me has dejado ver un poco mejor esa relación entre el proceso de producción enraizado en la alienación del individuo con su consumismo desorientado. Gracias.

El "consumo" está dominado por los medios publicitarios, la racionalidad brilla por su ausencia.